Los primeros manifestantes llegaron a las 8:30 am a la Torre Banaven para exigir mejores condiciones laborales en el sector educativo y de la salud. Aunque se encontraron con una fuerte presencia policial, no se intimidaron.
Oficiales de la Policía de Carabobo y la Policía Municipal de Valencia hicieron presencia en el lugar a las 6:00 am, según indicó Gustavo Silva, vendedor de café en la zona. “No sentimos miedo, lo que tenemos es hambre. Más bien compadezco a los uniformados que por mantener un sueldo tienen que morir como chicharras: callados”, expresó Carmen Álvarez, enfermera desde hace 34 años.
Entregan documento a IT
Durante la actividad los representantes gremiales firmaron un pliegue de peticiones que será elevado a la Inspectoría Regional del Trabajo (IT). Algunas de las exigencias emitidas en el documento son: un salario digno, beneficios de alimentación y transporte, y la dotación de insumos.
“Sabemos que no hay interlocución, pero cumplimos con nuestro deber ciudadano de reclamar porque con un salario de menos de dólares a la quincena no vive nadie”, indicó Julio García, presidente del Colegio de Enfermería de Carabobo.
A García le preocupa que en medio de una crisis humanitaria y sanitaria ante el coronavirus no exista un estímulo para el ingreso, asenso ni permanencia de los enfermeros en sus puestos laborales. “La realidad es que son más las personas que renuncian que las que quieren ingresar. Se trata de la desprofesionalización porque el régimen ha destruido el sistema de carrera”.
Cansancio y desesperanza
Yasmin Castillo es enfermera en el área de pediatría de la Ciudad Hospitalaria Henríquez Tejeras (CHET). Para ella lo más difícil de que sus colegas renuncien es el exceso de trabajo que recae sobre los hombros de quienes se quedan. “A veces no vamos sin comer porque no hay luz ni gas, nos exponemos en el autobús porque no contamos con un transporte digno y cuando llegamos vemos que se a triplicado el trabajo por falta de personal. Es agotador”.
Castillo tampoco cuenta con beneficios de medicamentos por ser enfermera. En los últimos meses su hijo ha presentado problemas hormonales y nutritivos por no contar con los recursos para ofrecerle una alimentación adecuada y aunque ha solicitado en reiteradas ocasiones las medicinas y las vitaminas, nadie en el hospital ha atendido sus súplicas. “Es desesperante. Hay un desgaste emocional, la gente se está muriendo y nadie nos presta atención”.
Crece la incertidumbre
José Pérez es profesor de educación física desde hace tres años. Cuando ingresó como docente sabía que con su sueldo tendría que restringirse de cualquier tipo de lujo, pero tenía esperanza de que las situaciones mejorara. Jamás pensó que con su quincena ni siquiera podría comprarse un desayuno en una panadería. Y ahora lo invade la incertidumbre. “Cada vez somos más los descontentos y no sé a dónde iremos a parar”.
Acoso laboral
La protesta de docentes se realizó en varios municipios de la entidad. En Naguanagua el punto de manifestación fue la U.E. José Félix Sosa donde participaron representantes y movimientos sociales para exigir el cese del acoso laboral por parte de Zona Educativa contra el director de la institución, Misael Characo.
Characo, quien cuenta con el respaldo de maestros y padres, habría estado siendo forzado desde hace tres años por parte de regente educativo regional sin aparente motivo.
“El director ha trabajado con la comunidad todo este tiempo y no entendemos por qué quieren despedirlos. Pedimos una explicación”, exhortó Tony Russo, miembro del Movimiento Bolivariano Familiar en el sector.
