Ante las dificultades de la vida, el sentido del humor nos ayuda a enfrentar la realidad, bajo otra perspectiva. El humor no está reñido con la seriedad de nuestras acciones, ni con la intensidad con que vivamos la vida, porque es un recurso liberador de tensiones, reductor de la ansiedad y relajador del ánimo. Deberíamos incluir el humor en nuestra estrategia general de vida, como elemento de integración social y rasgo distintivo de identidad. Nos favorece saber reír, porque estimula la salud emocional, psicológica y social. No favorece mantenernos en una actitud de soberbia, ceremoniosa, rígida y solemne, porque así reprimimos la salida franca del humor. La propensión al humor en la conducta es positiva, y nos hace bien. Una seriedad acompañada de rigidez dificulta la entrada en nuestra profundidad anímica. Aclaremos que una persona puede ser muy profunda en sentimientos, y al mismo tiempo, disponer de un gran sentido del humor. Esta combinación incrementa el impulso a vivir, porque activamos las emociones intensas y los sentimientos nobles. No nos referimos al rumor chabacano y vulgar.

cualquier realidad difícil puede asumirse con respeto desde la perspectiva del humor

Respecto al buen humor, en general, traemos una visión del Papa Juan XXIII, quien se refiere al humor y la amenidad. El Papa dijo: “Sé suficientemente humilde para no tomarte demasiado en serio, para no dramatizar sin razón, para saber bromear sobre tus debilidades, tus límites y tus manías, y las de los demás y, no obstante, continuar amándote y amándoles”. Esas fueron palabras del Pontífice. Entonces, cualquier realidad difícil puede asumirse con respeto desde la perspectiva del humor. Cuando el humor viaja a través de palabras, como en el caso de chistes contados, sus beneficios quedan más fácilmente en nuestra memoria, y viven más tiempo con nosotros. El beneficio es seguro, porque el humor genera actitudes maduras que siembran la armonía y sociabilidad. No hace falta ser humorista de profesión, basta con que cultivemos una alegre disposición (actitud) interior. El sentido de humor puede educarse, también desvirtuarse, y hasta perderse. Quienes tienen sentido del humor o les gusta verlo en otros, apoyan cuidarlo como una clara ventaja estratégica en la vida, porque despierta una “sabrosa” virtud que es, en esencia, humana. El humor da confianza, es energético, y nos permite aprender de los errores. El humor nos hace confiar en la vida; es nuestro goce y aliado en los instantes felices…

Feliz día, con sano humor…

El psicólogo William James, afirmó que: “no nos reímos porque seamos felices, sino que somos felices porque nos reímos”. Añadimos, que el humor es arma poderosa en momentos difíciles. El humor es una forma de desarrollo de la inteligencia humana, con una perspectiva optimista y un sentido democrático de la felicidad. ¡El humor nos ayuda a reconocernos frágiles y limitados! Pero al sumar la esperanza con el sentido del humor, nos contagiamos con las ganas de vivir: ¡Reírnos nos agrega seguridad y la sensación (genuina) de libertad!

Cuidemos el don de saber reír. Escuchemos a Santo Tomas Moro, cuando dijo: «Señor, dame un corazón que no conozca el aburrimiento, ni las quejas, ni los suspiros, ni los lamentos. No permitas que me tome demasiado en serio, ni que me invada mi propio ego. Dadme el sentido del humor, dadme el don de saber reírme, para que yo sepa traer un poco de alegría a la vida, haciendo partícipe a los otros. Amén». Thomas More (1478-1535), teólogo inglés.

Ahora, humorismo duro…

Dicen que la esperanza se pierde de último. Traemos, ahora, ejemplos humorísticos de ironía, discriminación y cinismo, y comenzamos con esta: El que nace pobre y feo, tiene muy grandes posibilidades de que, al crecer, se le desarrollen ambas condiciones (¡esperanza!). Traemos ahora lo escrito por un desvergonzado (¡muy sincero!): “Lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro”. Por última, sin criticar a los borrachos, la frase del alcohólico arrepentido, quien resignado dijo: “Una mujer me arrastró a la bebida, y no tuve la cortesía de darle las gracias”.

Cuando hay humor y risa hay libertad. Luego de todo lo comentado, podríamos considerar que humor y optimismo resultan ser, casi una misma cosa. En términos humorísticos, cerramos con una frase: “La verdad absoluta no existe, y esto es absolutamente cierto”. (‘Les Luthiers’, humor fino argentino).




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