Los venezolanos atraviesan por distintos problemas a causa de la crisis económica. Uno de ellos, quizá el que afecta más en el sentimiento, es la partida al extranjero de los seres queridos, de padres, hermanos, novias, novios.

Oswaldo Laprea, médico pediatra, puericultor, con una amplia experiencia como consejero de adolescentes, nos alerta sobre este problema.

Afirma, que hay tres situaciones críticas en la vida de cualquier persona. El divorcio, una mudanza, o la pérdida de un familiar cercano. “Hoy los jóvenes que se van, como los que se quedan en Venezuela, están sufriendo de esa situación de perdida, que se vive cuando alguien cercano a su entorno, que es un pilar fundamental para su vida, de su desarrollo, para compartir sus sueños, su crecimiento, se va y ellos se quedan aquí cada vez más solos, con un vacío que es difícil cubrir”.

Las cifras de venezolanos que parten en busca de un mejor futuro, de nuevas posibilidades para ayudar a sus familiares que se quedan, es cada día más grande. Algunos hablan de más de 4 millones de personas que han migrado, con consecuencias en problemas de adaptación para quienes se quedan.

-No es fácil para quienes se van, pero tampoco para quienes se quedan -destacó el puericultor-. Para quienes ven partir a sus amigos, sus amores, las novias, los novios, los hermanos, y los padres, sufren esa pérdida que genera una gran cantidad de cambios, situación de adaptaciones, porque a veces ellos tienen que quedarse con un familiar, o un conocido, lo cual implica nuevas reglas, o la ausencia de ellas.

“He visto cómo muchachos que se han quedado aquí porque sus padres se van, tienen una gran sensación de soledad, de inconformidad, eso está generando grandes estragos en lo que es su desarrollo de vida, y en lo que es el consolidarse como una persona que tenga las suficientes herramientas para afrontar problemas importantes, como la que ellos están atravesando”.

Explicó que los niños y jóvenes sienten que ese apoyo, que esa mano que tenían tan cerca, “esa lucecita que siempre los iluminaba, y les daba la oportunidad de saber que contaban con alguien, de tener un soporte fundamental para su vida, se está perdiendo, se ha ido”.

Para Laprea esa sensación es como el vacío que sienten los padres cuando los hijos se van. Pero, en los niños, adolescentes y jóvenes se refleja de distinta manera, ya que ellos sienten que se les está yendo alguien fundamental en su vida, que esa partida es igual al abandono, y genera una gran cantidad de cambios, modificando la dinámica de estas familias y en consecuencia del sistema familiar, que es la base fundamental de la sociedad.




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