Maguire fue uno de los más destacados de la gran final. Foto (Archivo).

Inglaterra, que se jugaba este martes el honor y el orgullo de quedar primera de grupo, logró el objetivo doblegando a la República Checa en otro partido flojo de los ‘Tres Leones’ salvado por un tanto de Raheem Sterling (0-1).

Los ingleses, advertidos por los abucheos en los encuentros anteriores y por un juego que no acaba de despegar, se quitaron presión de encima con un triunfo rácano y sin brillo, pero que les sirve para pasar primeros de grupo, huir de especulaciones y asegurar su presencia en Wembley en octavos de final.

No dudaron los de Gareth Southgate sobre si era mejor el primer o el segundo puesto. Salieron a ganar. Como ante Escocia, se toparon con el palo a las primeras de cambio, esta vez no por un cabezazo de John Stones, sino por una carrera a la espalda de la defensa de Sterling que culminó el del City con una vaselina que se estrelló en la madera.

Southgate, obligado por las circunstancias, hizo cambios y el equipo lo notó para bien. Grealish cogió la posición del ’10’ que dejó libre Mason Mount, aislado por el positivo de Billy Gilmour; Sterling se fue a la banda izquierda, mientras que la sorpresa fue para Bukayo Saka, el del Arsenal, pegado a la derecha.

Eléctrico y constantemente en movimiento, Saka permitió que Harry Kane entrara más en juego. Al ser un extremo más puro, abría el campo, permitía a Kane caer dentro y combinar. Y la guinda que le faltó al delantero ‘Spurs’ fue el gol. Lo rozó cuando, tras un pase vertical de Harry Maguire, sentó con un recorte al defensa y la definición la aplastó contra el portero.

Pero no todo eran buenas noticias para Inglaterra, que dejaba dosis de flaqueza atrás. Los checos se prodigaban en ataque y cada vez que lo hacían era para pegar pequeños sustos. Holes obligó a Pickford a hacer una palomita y Soucek, el centrocampista del West Ham, pudo lograr el empate con un remate a la media vuelta dentro del área.

La vuelta de Maguire, tras más de un mes lesionado, dio jerarquía a la zaga, pero no tapó todas las carencias de un grupo que aspira a ser sólido, sin certezas. Con el paso de los minutos, el 0-1 cada vez era mejor para los ingleses, que no se escondían a la hora de perder tiempo, conscientes de que no necesitaban más, pese a que quedara más de media hora en el electrónico.

Inglaterra no podía especular con eso, no después de las dudas generadas. Ganaron, sin alardes, pero ganaron -y les anularon el 0-2 por fuera de juego de Jordan Henderson- y ahora les tocará dar el paso definitivo. Les caerá un ‘coco’ en octavos y la racanería ya no será un argumento suficiente para imponerse a una de las mejores selecciones de la Eurocopa. Inglaterra espera a Francia, Alemania o Portugal y suspira por el imposible de Hungría. Al menos, tendrán Wembley a favor.




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