Hace dos semanas la Comisión de Encuesta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomendó al Ejecutivo de Venezuela revertir los incumplimientos de distintos convenios de ese organismo, pero el pasado lunes el régimen de Maduro anunció un nuevo aumento salarial inconsulto.
Más allá del porcentaje de aumento establecido, lo que queda claro es que el régimen –por la vía de hecho— ha anclado el salario mínimo al dólar, manteniéndolo en cada una de las tres ocasiones que ha realizado ajuste este 2019 en un equivalente a $7,5 o lo que es lo mismo $0,25 diarios (sin incluir el bono de alimentación), muy por debajo del nivel de pobreza establecido por el Banco Mundial de $1,90 al día, señaló Linerby Sánchez, directora de Proyectos del Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin).
“La fijación del salario mínimo, de manera unilateral, transgrede el Convenio N°26 referido a la consulta tripartita (gobierno-empleadores-trabajadores) para acordar el sueldo base y que se viola desde 2000 durante la presidencia de Hugo Chávez”, dijo Sánchez.
Pero el agravamiento de la crisis económica y social por erradas políticas sumergió a Venezuela en los últimos cinco años en una espiral inflacionaria, que Maduro ha tratado de “compensar” con frecuentes alzas de salario -de hasta cinco anuales- que ha cubierto con la creación de dinero inorgánico, atizando aún más la inflación.
“Los incrementos se han dado de forma arbitraria, sin consultar a todas las partes involucradas, lo que denota que la administración de Maduro no tiene una real intención de corregir las constantes y continuas violaciones a los acuerdos laborales, estipulados en distintos Convenios Internacionales y que llevaron, tanto a empleadores como a representantes sindicales, a elevar la queja ante la OIT”, señaló la directora de Inaesin.
La nueva medida de Maduro, que apenas eleva de 2 a 7,5 dólares el salario mensual y atenta básicamente contra los empleados de la Administración Pública, es “una manifestación más de que el régimen no está dispuesto a entablar un diálogo social, como lo exige la sociedad venezolana para salir de la crisis política y económica que coloca al país no solo con los precios más elevados del planeta, sino con la peor destrucción de la economía para una nación que no está en guerra”, comentó la directora de Proyectos del Inaesin.
Con información de Banca y Negocios