(Foto cortesía telesur.net)

Las inundaciones tras las intensas lluvias en el este de Afganistán, en un territorio controlado por los talibanes, dejaron al menos 200 campesinos muertos y una comunidad arrasada, mientras las dificultades del Gobierno por acceder a la zona complican el envío de ayuda.

Decenas de personas en el pueblo de Mirdish, de la provincia de Nuristán, quedaron sepultadas bajo el barro o arrastradas por la corriente del río después de que las intensas lluvias de ayer provocaran la súbita inundación de la zona.

«El número de muertos ahora supera los 200 por las inundaciones» que arrasaron con casi todo el pueblo de Mirdish, de Nuristán, en la zona montañosa, dijo a Efe el jefe del consejo provincial, Saydullah Paynda.

Del total de fallecidos, «solo hemos podido recuperar los cadáveres de 48 personas, mientras que el resto siguen desaparecidos en el río y los equipos de rescate están buscando los cadáveres en las orillas», indicó.

Al menos 150 viviendas de la aldea de Mirdish quedaron destruidas por el lodo y el agua, que además destruyó dos puentes que conectaban a la comunidad con la carretera principal, dijo a Efe el portavoz del Ministerio para la Gestión de Desastres, Tamim Azimi.

Nuristán es una de las provincias más pobres y menos desarrolladas del país y su geografía montañosa ha hecho que sus pueblos sean más vulnerables a desastres naturales como inundaciones repentinas y avalanchas.

Sumado a esto, la compleja situación de seguridad que vive el país, con la ofensiva armada de los talibanes, ha complicado el envío de ayuda, en tanto que los insurgentes controlan varios territorios y carreteras de la región.

TERRITORIO TALIBÁN

La fase de guerra que vive el país en este momento, con fuertes enfrentamientos entre los talibanes y las fuerzas del Gobierno, especialmente en esta zona, controlada por los insurgentes, impide el envió de equipos de rescate y asistencias.

Sin embargo, ayer después de horas de mediación por parte de ancianos locales, los equipos de rescate y respuesta del Gobierno fueron autorizados por los talibanes a llegar a algunas de las áreas afectadas para trabajar.

«Nuestros equipos de rescate y respuesta están buscando los cuerpos desaparecidos», dijo Azimi.

La situación es igualmente compleja para enviar ayuda hasta las aldeas afectadas, donde los talibanes no han permitido que los organismos gubernamentales envíen equipos de auxilio.

«Estamos intentando, mediante la medicación de los ancianos locales, obtener el consentimiento de los talibanes para enviar asistencia al área», dijo el portavoz del Gobierno afgano.

Por su parte, el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, indicó a Efe que «aún se están realizando las labores de rescate en la zona para sacar los cadáveres de debajo de las ruinas y del río, y el número final de víctimas se dará a conocer más adelante».

Los talibanes ordenaron ayer a su comisión financiera que enviará «inmediatamente» cinco millones de afganis (más o menos unos 65.000 dólares) de asistencia en efectivo a la zona para las personas necesitadas.

También dieron instrucciones a sus combatientes para que hicieran todo lo posible en las operaciones de rescate y no «obstaculizar la entrega de asistencia por parte de otros actores y organizaciones benéficas».

La insurgencia talibán y el Gobierno de Kabul están llevando a cabo enfrentamientos en más de una decena de provincias del país, y los insurgentes han logrado poner bajo su dominio alrededor de 125 de los 407 distritos del país.

El aumento de las conquistas de los talibanes sufrió un aumento dramático después de que el pasado 1 de mayo las tropas estadounidenses y de la coalición comenzarán la fase final de retirada, que se completará al 100 por ciento en las próximas cuatro semanas.

En los territorios conquistados, los insurgentes han impuesto sus propios controles y reglas, sin embargo no está clara la capacidad del movimiento insurgente de prestar asistencia a estás comunidades en caso de emergencia.

Afganistán sufre con frecuencia desastres naturales que provocan numerosas pérdidas humanas, como los corrimientos de tierra en los que murieron 2.000 personas en mayo de 2014 en el noreste del país, una situación agravada por casi dos décadas de guerra.

En septiembre del año pasado, al menos 190 personas murieron por las inundaciones repentinas que golpearon una docena de provincias del país, destruyendo a su paso más de 1.000 casas. EFE




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