Hay en «Seremos», el primer álbum de temas inéditos de Ismael Serrano en 7 años, un aliento de esperanza colectiva desde ese título asertivo escrito en un futuro que cree en el contacto; también una reflexión personal en la que el autor español ha querido deconstruir esa imagen de cantautor que él en parte alimentó.

«Ahora estoy más ligero de prejuicios. Con el paso del tiempo ves que no hay que ponerse tan solemne», reconoce a Efe ante la publicación este viernes de su décimo álbum de estudio, que toma el relevo a «La llamada» (2014) y a otros proyectos intermedios como el directo «20 años. Hoy es siempre» (2017).

El barbecho compositivo parece haberle sentado bien al artista madrileño, así como «este parón no elegido» de los confinamientos y restricciones por la covid-19 que frustraron todos los planes y le llevaron a una reflexión: «¿Qué estoy haciendo con mi vida?».

«Ha sido cuando las canciones más han surgido, fundamentalmente porque necesitaba escribir no tanto de la pandemia, al menos de manera explícita, sino de esa vida que había quedado suspendida», explica Serrano (Madrid, 1974).

Se percibe en el disco un «propósito de futuro, con la idea permanente de que esto pasará».

«Y seremos mejores o al menos seremos, que no es poco», dice optimista, tras reconocer que 2020 no fue un año fácil, como tampoco grabar este disco, a pesar de lo cual optó por cierto «aire de musical, un gran relato que contar y dinámicas que parten de momentos casi acústicos pero se abren en los estribillos».

Necesidad de contacto humano

Probablemente por esa necesidad del contacto humano que el encierro agudizó, sorprende con el mayor número de colaboraciones que haya tenido nunca un trabajo suyo: Pablo Alborán, Clara Alvarado, Litus, EDE y Jimena Ruiz Echazú.

«Soy poco dado a ellas, porque soy fundamentalmente tímido y me cuesta acercarme, sobre todo a la gente que admiro», reconoce respecto a una nómina de aliados que citan como «referente» a aquel artista que en 1997, con su debut «Atrapados en azul», fue llamado «el futuro de la canción de autor».

Los años han pasado y Serrano ha querido someterse a una revisión de lo que creía por aquel entonces. Así, en el primer corte de este disco, «No soy», canta: «No soy el cantautor que vino a ordenarte la vida».

«Sobre todo al principio de una carrera tienes muy claro lo que no quieres. Uno se pone solemne, con esa carga de rotundidad que es muchas veces un mecanismo de defensa, y no quieres hacer concesiones… pero al principio todo te lo parece», analiza.

Esa deconstrucción está presente en muchas más canciones, como cuando huye de «romantizar el odio en cada ruptura» y canta «Hoy nadie va a morir de amor». «No me gusta la imagen de eterno perdedor, que además no es real», contrapone quien en «Fahrenheit 451» se atreve a bailar una «cumbia madrileña».

«No todo tiene que ser un melodrama constante, aunque incluso para despojarme de ello a veces me ponga melodramático. Será que no puedo escapar de mi personaje», reconoce con una carcajada.

En «Seremos» hay otro tipo de revisión, la de cuestiones que hacía tiempo que quería convertir en música, como el corte que habla de «las tareas de los cuidados que casi siempre recaen en ellas» («La primera que despierta», dedicado a las madres) o el dedicado a «las mujeres más jóvenes que protagonizan las manifestaciones más masivas en mucho tiempo» («Cuando llegaron ellas»).

EFE




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