Luis Espinoza no ha dejado de luchar. Mientras lo hacía por el país fue herido por un disparo en su cara que le hizo un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Ahora lo hace desde un quirófano donde le practican una craneotomía para determinar posibles daños cerebrales.
El menor de 15 años fue lesionado durante la represión de la tarde del lunes en El Tulipán, en San Diego. Fue llevado a cirugía un poco antes de las 10:00 a.m. en la Ciudad Hospitalaria doctor Enrique Tejera (CHET), en cuya Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) se encuentra internado desde la noche.
En la cirugía, que tiene un tiempo estimado de tres a cuatro horas de duración, examinarán las bóvedas del cerebro y se liberará la presión del cráneo causada por dos hematomas y un edema tras el impacto del proyectil que entró por el pómulo derecho y salió en la parte posterior de la cabeza.
En las puertas de la emergencia del centro asistencial la preocupación es evidente. Se refleja en los rostros de las más de 15 personas, entre familiares, amigos y compañeros de clases y de la escuela de fútbol a la que asiste Espinoza.
Cada 10 minutos la tensión se incrementa: «Familiares de Espinoza» se escucha y muchos piensan lo peor. Todos corren. Enfermeros piden insumos. «Necesitan integradoras», dice una de las tías del joven y un muchacho la busca rápidamente en la maleta de un vehículo. También les han pedido solución, compresas y todos los medicamentos que requieren para la atención de la víctima.