Juan Pablo Pernalete
Selva Llovera, tía de Juan Pablo Pernalete

 

El salmo 91, su gorra y su bandera eran los únicos implementos que llevaba en un morral Juan Pablo Pernalete Llovera (20), el universitario asesinado la tarde del miércoles cuando participaba en una manifestación en Altamira que fue repelida por efectivos de la GNB.

El impacto de una bomba lacrimógena en el pecho que le dejó un hematoma en forma circular encima de la tetilla izquierda, le provocó un traumatismo cerrado de tórax “que le partió el corazón”, lo mató casi instantáneamente porque siendo auxiliado prontamente y llevado al centro de Salud Chacao, fue ingresado sin signos vitales.

Esa misma tarde lo llevaron a la morgue, en poco tiempo fue autopsiado y sus familiares recibieron la autorización para retirarlo en la noche, pero faltaban algunos trámites funerarios que culminaron este jueves, y a temprana hora lo llevaron al Cementerio del Este, en La Guairita, donde será velado a partir de este viernes.

En la medicatura forense, Selva Serena Llovera, consternada por la pérdida, se consolaba abrazada al balón de básquet que usaba su sobrino.

Juan Pablo vivía en El Marqués, era único hijo, estudiaba segundo semestre de contaduría en la Universidad Metropolitana, estaba becado y jugaba baloncesto con el equipo de esa casa de estudios.

Pese a las advertencias de la familia, había ido a cuatro ó cinco marchas con sus compañeros de clase. Cuando alguien le decía que era peligroso manifestaba que también podían matarlo en la calle para robarle un celular.

Su rutina se limitaba a sus estudios, el gimnasio, el básquet y a las 4 de la tarde salía a pasear a sus cinco perros.

-Nos han quitado los sueños, nos han quitado las ganas de vivir, dijo Selva Llovera. Ella aspira que la muerte de su sobrino no haya sido en vano y que este país mejore, que el gobierno entienda.”Cada día estoy más decepcionada”.

Selva Llovera también es estudiante universitaria y pide que cese a la represión. “Mi sobrino lo que quería era tener un país libre, disfrutar su juventud”.

A Juan Pablo siempre le gustó el básquet. Estudió en el Colegio María Santísima, jugaba en el equipo y viajó a España y Chile.

La madre de Juan Pablo está devastada. El joven era muy sano, buen deportista, no fumaba, no bebía licor.

Selva no entiende por qué la Guardia Nacional no se ocupa de la delincuencia que sitúa a Caracas como la ciudad más peligrosa del mundo, pero si reprime a los jóvenes que lo único que piden es un país libre y de oportunidades.




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