(EFE)

Alex Saab es el hombre escándalo. Es el boliburgués del momento. Siempre ha habido un boliburgués del momento. Wilmer Ruperti fue el primero, en 2003. Y en simultáneo, Ricardo Fernández Barrueco. Ambos ayudaron a Hugo Chávez a romper el paro petrolero y el paro empresarial de 2002 y 2003. Después estaban en la cúspide del dinero.

Wilmer Ruperti dijo en 2006 que había acumulado 1.600 millones de dólares. Le habían dado las rutas de envío petrolero de PDVSA. Y Ricardo Fernández dijo que su fortuna ascendía a 2.000 millones de dólares y quería comprarlo todo. Hasta quería comprar al Grupo Polar. Ricardo Fernández lo arriesgó casi todo y perdió casi todo. Se creyó el cuento de Chávez de la Venezuela potencia y montó empresas de alimentos, montó agroindustrias, compró bancos. Y fue preso. Pero Ricardo Fernández al menos montó fábricas para producir. Ruperti sigue activo. Pegado al régimen de Maduro. Pero su fortuna cayó en picada.

El problema es que cuando se habla de Alex Saab se habla de Maduro. Y las cajas CLAP. Y los alimentos para los pobres. Y la corrupción. Y las sanciones. Porque Alex Saab fue sancionado por los Estados Unidos a mediados de 2019. El escándalo que destapó la caja de los truenos en la Asamblea Nacional ha colocado a Rafael Ramírez en un punto en el que los hechos le dan la razón. Y eso al final puede ser contraproducente. Lo menos que quiere Maduro es que Ramírez tenga razón. O que se hable bien de Ramírez. Y en esta circunstancia muchos hablan de Ramírez.

¿Y Alex Saab? Es el boliburgués internacional. Ya es un emblema. Si Ruperti y Fernández registraron aquellas fortunas, cuánto sumará la del colombiano. Comenzó con Hugo Chávez y sigue con Nicolás Maduro. O con Maduro es que lo ha consolidado todo. Por vía de las importaciones de alimentos. Fundamentalmente. Porque no hay ladrillos ni fábricas que echen humo en esta historia.

Pero así como Ricardo Fernández de pronto comenzó a ser incómodo para Hugo Chávez, eso puede pasar con Alex Saab. Porque este escándalo en el que ha resultado siendo supuesto financista para factores de la oposición, lo ha puesto en los titulares del mundo. Lo ha puesto en el debate. Lo ha puesto, como dice, en el tapete, en la palestra. El problema es que cuando se habla de Alex Saab se habla de Maduro. Y las cajas CLAP. Y los alimentos para los pobres. Y la corrupción. Y las sanciones. Porque Alex Saab fue sancionado por los Estados Unidos a mediados de 2019. El escándalo que destapó la caja de los truenos en la Asamblea Nacional ha colocado a Rafael Ramírez en un punto en el que los hechos le dan la razón. Y eso al final puede ser contraproducente. Lo menos que quiere Maduro es que Ramírez tenga razón. O que se hable bien de Ramírez. Y en esta circunstancia muchos hablan de Ramírez.

Dicen. Dicen muy adentro. Que allá, en el Palacio de Miraflores, les gusta cómo el escándalo impacta en la oposición y cómo afecta a Juan Guaidó. En la propia oposición también afirman que quien debe estar gozando con el escándalo es Maduro. Y goza Diosdado Cabello.

Pero aseguran que les incomoda que el escándalo también apunte de manera directa hacia Maduro. Porque hablar de Alex Saab es hablar de Maduro. Y de la familia de Maduro. Y del oro. Y de la comida. Y de que Alex Saab es testaferro de Maduro. Por lo tanto, el escándalo que enloda a parte de la oposición no parece gustarle a Maduro porque lo enloda a él.

La fuente dice que Maduro fue el primer sorprendido de lo que Alex Saab estaba haciendo por su cuenta. Hacerle llegar dinero a personeros de la oposición para controlarlos y conseguir información no es nuevo. Es parte de la operación que aplica el chavismo. Pero, dicen, todo tiene que estar coordinado, y medido, y calculado. Y Alex Saab como que no informaba de los pasos que daba. Como eso de buscar cartas de buena conducta, y para nada, porque al fin y al cabo fue sancionado.

Maduro, socios, hijastros, parientes y boliburgueses usaron el hambre en Venezuela para enriquecerse.

A Alex Saab le pasó lo que a los otros boliburgueses. Después de cierto nivel de fortuna, cogen autonomía de vuelo. El problema es que Maduro no podrá salir de Alex Saab. Como no pudo salir de Raúl Gorrín, el otro boliburgués. Los medios afines al régimen poco informan del escándalo que involucra a Alex Saab. ¿Y por qué? Porque significa vincular a Alex Saab con los CLAP, y de allí en adelante el problema enoja.




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