Las opciones que tienen los ciudadanos para alimentarse en Venezuela, cada día se reducen más por los altos precios de los distintos rubros. La caraota negra, que junto con el arroz era llamada en tiempos de abundancia la comida del pobre, son muy pocos los que hoy la pueden comprar porque cambió de estatus.
Comer caraota o cualquier otro grano, para obtener proteínas, se ha vuelto misión imposible para muchos residentes de este país. En los supermercados los precios de estos deseados productos alimenticios oscilan entre 12 mil y 14 mil bolívares por kilo, lo cual da una idea de la poca cantidad de personas que pueden adquirirlos.
Para tratar de conseguir los granos a precios más accesibles, los consumidores optan por los mercados periféricos o las ventas al aire libre. Allí la caraota negra se ofrece en 7 mil bolívares el kilo, mientras que el frijol está en cuatro mil.
La situación de precaridad económica es tanta, que la mayoría de los compradores se resignan a llevar las bolsitas de medio kilo, que como es de imaginar alcanza para muy poco tiempo.
Carmelo Machado, compró uno de estos paqueticos en el mercado periférico de La Candelaria. Comentó que si no puede comer carne, se conforma con caraota de vez en cuando. “Después a uno le preguntan por qué está flaco”. Expresó.
Isabel Carrasquero prefirió comprar el kilo completo pero de frijol, porque según dijo, en su casa hay siete personas que mantener y sólo trabajan dos. Esperaba que el dinero le alcanzara para el arroz, porque carne ni pollo podía comprar.
LA HARINA
Ahora si se puede decir con plena convicción que la arepa se le puso cuadrada a los venezolanos, porque el kilo de harina de maíz se ofrece en la mayoría de los puestos de venta en siete mil bolívares. En la parte donde se consigue un poco menos cara, los vendedores piden seis mil 500 bolívares por un paquete, que por lo general son de marcas desconocidas.
