Nicolás Maduro se aferra al poder sostenido por una Fuerza Armada que dice estar compuesta por entre 95.000 y 235.000 personas que, según los jefes de sus diferentes componentes, son leales al Gobierno del líder chavista y rechazan al opositor Juan Guaidó como presidente encargado.

El apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a Maduro sería la columna que mantendría en el poder al sucesor de Hugo Chávez quien el pasado 10 de enero asumió su segundo mandato tras unas elecciones que han sido calificadas de fraudulentas para la oposición que asegura que el líder chavista «usurpa» la Presidencia.

Este fue el principal argumento que como jefe del Parlamento venezolano -de contundente mayoría opositora- enarboló Guaidó al jurar hace dos semanas para asumir las competencias del Ejecutivo como presidente encargado de Venezuela, un juramento que ha conseguido el respaldo de casi toda América y casi toda Europa.

Y aunque tras la juramentación de Guaidó se esperaba un pronunciamiento inmediato y contundente por parte del ministro de Defensa, Vladimir Padrino, esta se produjo horas después en un mensaje publicado en Twitter y fue un día después que el jefe de la FANB aseguró que tanto él como el resto de la institución respaldan a Maduro.

Sin embargo, la columna castrense tiene filtraciones y como gotas que caen de un techo dañado han ido surgiendo pronunciamientos de militares que dicen no reconocer a Maduro y que piden a otros respaldar a Guaidó.

Incluso días antes de que el diputado opositor jurara asumir como presidente encargado una treintena de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) se sublevó contra Maduro en una zona popular del oeste de Caracas.

Asimismo, el sábado pasado el general de división y director de Planificación Estratégica de la Aviación venezolana, Francisco Esteban Yánez Rodríguez, reconoció a Guaidó como presidente encargado en un vídeo que se difundió a través de redes sociales.

La ONG Transparencia Venezuela, una organización que se ha encargado de documentar importantes casos de corrupción en el país petrolero, dijo a Efe a través de su directora ejecutiva Mercedes de Freitas que los militares apoyan a Maduro por «el poder que han acumulado» con el chavismo y por «el control que este Gobierno tiene sobre ellos».

De Freitas recuerda que con la llegada a la Presidencia del teniente coronel retirado Hugo Chávez (1999-2013) los militares empezaron a dejar los cuarteles para incorporarse a cargos en el gobierno y su sucesor, Nicolás Maduro, ha reforzado este gabinete con al menos una decena de ministros militares de la veintena de carteras existente.

«Por ejemplo, por la Misión Alimentación (programa social) que empezó en el 2004, han pasado entre 15 y 18 ministros en estos 20 años y de esos solo uno no era militar y duró menos de un año», dice la activista.

Asimismo comenta que «hay más de 42 empresas del sector alimenticio que están bajo la supervisión directa del Ministerio de la Defensa».

Los militares también están al mando de las industrias del sector minero e hidroeléctricas, así como en la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Subraya que «hay muchas evidencias que dan fe del temor que puede tener el mundo militar a levantar su voz, a decir que no cuando les dan una orden desde el Gobierno» de Maduro o a criticar una orden que venga de alguna dependencia del chavismo.

«Los militares además han sido cómplices de los abusos electorales que se han documentado no solamente por las organizaciones venezolanas, sino por la OEA, el Centro Carter, la Unión Europea, cuando han podido venir a hacer alguna observación», señala.

El presidente de la Comisión de Seguridad y Defensa del Parlamento venezolano, Eliezer Sirit, asegura que hay un grupo de militares que ha sido cómplice de los actos de corrupción de los gobiernos chavistas y de ahí que no se atrevan a rechazar a Maduro.

«Por temor a que la justicia actúe sobre ellos y a perder todo ese capital económico que han logrado construir al margen de la legalidad», dijo Sirit a Efe.

A juicio del diputado también existe «un sector que no se atreve a expresarse» por el «control de investigación y seguimiento a lo interno de las Fuerzas Armadas», un trabajo de inteligencia que estaría a cargo del G2 cubano.

«Cualquiera que intente rebelarse de inmediato es acusado, puesto preso, maltratado», asegura Sirit.

Pero, pese a las amenazas, el parlamentario asegura que existe una «revuelta a nivel de las tropas» y que entre los soldados de bajo rango «hay un altísimo descontento y un concepto claro de que al gobierno no le asiste la razón en este momento y que son los responsables directos de la situación de hambre y de miseria» que vive el país. EFE

 




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