Diputados Juan Miguel Matheus y Carlos Paparoni

Es un misterio nacido de la corrupción. 27 dólares por cada caja que los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) importa son desviados en un proceso que es controlado desde principio a fin por el Gobierno, mientras más de tres millones de venezolanos deben meter sus manos en la basura para poder comer.

La crisis es cada vez más aguda, es la peor en materia agroalimentaria que le ha tocado vivir a la población, aseguró el diputado de la Asamblea Nacional, Carlos Paparoni, para quien se ha creado un negocio del hambre de los ciudadanos al pagar 35 dólares por unos alimentos que en el mercado internacional cuestan ocho dólares, no sabemos a dónde se va el resto, pero es obvio que un grupo privilegiado se está enriqueciendo de la miseria de los venezolanos, afirmó.

No son comités porque son cuatro personas las que deciden en una oficina en Caracas qué se compra

Los CLAP no son ni lo que su nombre pregona. No son comités porque son cuatro personas las que deciden en una oficina en Caracas qué se compra, donde y a quienes se distribuye, no son locales porque se empacan en Panamá, tampoco son de abastecimiento porque solo 0,9% de venezolanos manifiestan que su principal fuente de alimentación son los rubros de esas cajas, y no son de producción porque los alimentos provienen de México.

Todo esto sucede mientras la alimentación de los venezolanos se compromete más. Paparoni denunció que si en las próximas dos semanas no llegan al país las semillas requeridas no se cumplirá con el primer ciclo de siembra del año, y en junio no habrá hortalizas en el mercado nacional. En números, actualmente se cubre apenas 24% de la necesidad alimentaria de la población.

Hay casos puntuales que preocupan: En 2017 se producirá solo 25% del maíz blanco que se necesita y los molinos trigo han reportado que tienen materia prima para una semana y están a las puertas de un cierre técnico.

Las consecuencias han sido letales: 12 niños han muertos en el país por desnutrición, ocho de ellos en edad lactante, seis en Anzoátegui, cinco en Bolívar y uno en Yaracuy. Llama la atención del diputado el caso de una niña de ocho años que falleció por intoxicación al comer de la basura “esa es la mayor muestra de hambre”.

A esto se le suma que 29 millones de personas han perdido entre cinco y 20 kilos en los últimos seis meses. 97,5% de los venezolanos manifestaron en diciembre de 2015 haber hecho hallacas, para 2016 uno de cada dos no lo lograron, y 75% de la población sintió no haber tenido navidades, afirmó el diputado.

LOS RESPONSABLES

Paparoni fue directo en sus señalamientos durante su participación en el foro CLAP es corrupción, organizado por la  Fundación Juan Germán Roscio. Para él, el ministro de alimentación Rodolfo Marco Torres es uno de lo grandes responsables al haber aprobado todos los dólares para la importación. También se refirió a Wilmar Castro Soteldo, ministro de Producción Agrícola y Tierras, por ser culpable de la caída de la caída de la producción nacional, actualmente tenemos 0,3% de las semillas e insumos que se necesitan para la producción  agrícola y Castro Soteldo no ha entendido que el cartón de huevos cuesta más seis mil bolívares no es porque las gallinas estén en guerra económica, sino porque sino le dan comida no pone.

Freddy Bernal, jefe del Centro de Control Nacional de los CLAP, pasó de comisario a millonario, el diputado aseguró que se trata del hombre que le ha sacado más provecho a la crisis al hacer negocio del hambre de la gente.

El diputado carabobeño Juan Miguel Matheus también fue enfático. Para él, Venezuela está inmersa en la cultura de la corrupción y la de la dominación y control social “como consecuencia del nefasto afán autocrático del presidente Nicolás Maduro y somete el estómago de la población”.

LA ALTERNATIVA

Las soluciones son la parte más importante de los problemas, el legislador así lo entiende, por eso, desde la AN se planteó la Ley de Emergencia Alimentaria que tiene como cuatro puntos fundamentales: Incentivar la producción nacional, que lo trabajadores del campo y la agroindustria se involucren en la discusión, garantizar seguridad jurídica y personal, y el suministro oportuno de insumos, semillas y maquinarias.

De esa manera se espera solucionar el desabastecimiento con respuestas rápidas: Los rubros de ciclos cortos como pescado, huevo, pollo y hortalizas podemos duplicarlos en seis meses, en un año se abastecería el mercado y en tres podríamos autoabastecernos, para luego en siete volver a exportar, detalló el parlamentario.




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