Hospital en Afganistán. Foto referencial
La crisis humanitaria que vive Afganistán desde que los talibanes tomaron el control del país el pasado 15 de agosto ha impactado en un personal sanitario que se encuentra al borde del colapso tras la suspensión temporal de los fondos internacionales.

«Durante los últimos tres meses no hemos cobrado nuestros salarios», señaló a Efe el director de Salud Pública de la región de Kunar, en el noroeste de Afganistán, Abdul Azizi Safi.

El director precisó que tras la victoria de los talibanes, «todo el apoyo técnico que recibía nuestro hospital se ha detenido, los órganos competentes han dejado de suministrar medicamentos a nuestro hospital, nuestras ambulancias no tienen combustible para transportar a los pacientes y no tenemos comida para ofrecerles».

En algunas ocasiones «los familiares de los pacientes son quienes compran el combustible para nuestras ambulancias» y poder así trasladar a los enfermos al centro, agregó Safi, quien advirtió además que no hace más que recibir promesas de donantes sin que nadie tome medidas serias para resolver este problema.

Sin salarios ni recursos, el personal sanitario se encuentra bajo una enorme presión psicológica, según el director, que se cuestiona cómo es posible trabajar con estas condiciones.

CRISIS SANITARIA
El sistema sanitario de Afganistán, que ya presentaba grietas antes de la llegada de los islamistas al poder, «se encuentra sumido en una crisis humanitaria porque los servicios de salud están en declive, especialmente en las zonas rurales, ante la falta de fondos, suministros y ayudas médicas», explicó a Efe un exfuncionario del anterior Gobierno afgano que pidió el anonimato.

La falta de fondos para mantener operativos los centros de salud en el país afecta en especial a las familias desplazadas que dependían de la ayuda humanitaria y que ahora están viendo cómo, poco a poco, pierden apoyo y son cada vez más vulnerables al hambre o a contraer enfermedades.

Además, «los organismos gubernamentales y las ONG no están recibiendo su presupuesto habitual y se están quedando sin dinero y recursos, lo que está afectando gravemente a sus operaciones y a sus servicios humanitarios» en el país, señaló el exfuncionario afgano.

Ante esta situación, el portavoz talibán, Bilal Karimi, dijo a Efe que desde la nueva Administración afgana se están llevando a cabo ciertas operaciones «para coordinar y facilitar el flujo y la llegada de asistencia humanitaria a Afganistán».

El portavoz pidió a la comunidad internacional que «elimine las barreras y permita que las ayudas humanitarias lleguen a Afganistán» mediante la reactivación de los fondos internacionales que fueron suspendidos tras la caída de Kabul hace un mes y medio.

La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) advirtió este jueves en un informe que este año un total de 691 mil 983 personas fueron desplazadas por la guerra o desastres naturales como la sequía en Afganistán, de las cuales sólo 302 mil 385 han recibido asistencia.

Además, unas 876 mil 500 personas que han regresado de Irán y Pakistán en lo que va año también necesitan asistencia humanitaria, según la OCHA.

Según el informe de la organización, Afganistán ha recibido el 62 % del dinero,  868 millones de dólares recibe a través del Plan de Respuesta Humanitaria Afgano, y el 22 % de los 606 millones de dólares que dona la ONU para asistir al país.

La crisis de seguridad en Afganistán, junto a la limitada disponibilidad de dinero en efectivo debido a la iliquidez de los bancos, dificulta aún más que el país asiático pueda volver a la normalidad, sentencia el escrito.




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