El día lunes de esta semana, representantes de diferentes sectores de la sociedad civil organizada, junto con los partidos políticos democráticos, presentaron al pueblo venezolano el plan de acción con el nombre de: “Qué sea el pueblo el que decida” para frenar la facha de Asamblea Constituyente presentada por el autócrata Nicolás Maduro.

El domingo 16 de julio, los firmantes solicitarán, de acuerdo con el artículo 71 de la Constitución, a la Asamblea Nacional que se convoque a un proceso popular de decisión ciudadana para que sea el pueblo quien decida el rumbo del país en esta encrucijada histórica.  En otras palabras, demanda ante la FAN que restituya el orden constitucional.

De manera que, a pesar de que la calle continuará siendo, como lo ha sido desde tres meses atrás, el escenario principal donde se han ventilado las luchas entre dictadura y democracia, esa lucha se enfila a una solución, a un final definitivo donde la razón del 90% del pueblo se impondrá al fuego que trata de hacernos tragar  a juro un sistema comunista que los venezolanos, construidos de unos ADN distintos a los cubanos, definitivamente rechazamos.

Es una lucha de los sectores democráticos contra el madurísmo, ciertamente, pero asimismo es una reyerta, así se ha tornado en las últimas semanas, por quienes se consideran los auténticos representantes de los postulados de Chávez y los cuatreros enganchados al poder por métodos primitivos. En otras palabras, la entrada en escena al campo de batalla va armada de oscuros secretismos que solo se conocen en los cargos de mayor confidencialidad de los gobiernos.

Las mutuas acusaciones entre los que fueron poder en la “revolución” y los que hoy lo son, será a partir de ahora, y una vez que la Fiscal General de la República se opusiera a que se consumara un golpe de Estado, y son por todos estos embrollos que  se dará un ataque de acusaciones mutuas de alto calibre; donde la mano del imperio debe estar moviéndose por debajo de la mesa engordando los archivos que tienen sobre  funcionarios del régimen. Así, la lucha se canibaliza, los alacranes de los que en una oportunidad hablara el general Müller Rojas se despedazaran a punta de aguijonazos delatores de hechos inauditos que muchos ni imaginamos, mientras tanto la DEA se frota las manos con fruición.

Cuando le damos una mirada glacial a la situación del momento, concluimos que esta desgracia tendrá un final en beneficio de la democracia, del progreso, de la liberad, que llevará al ostracismo a los forajidos burócratas de cuello “rojo”. Que les dará el triunfo a los héroes escuderos, los que se enfrentan con arrojo a la soldadesca aparentemente emborrachada de una inusitada crueldad. No son faenas de seres humanos en sus cabales, pero no pretendamos inmiscuirnos e interferir en trabajos más propios de distinguidos exorcistas.

Finalmente, por supuesto que el pueblo no decae en su fe de que Maduro y sus cómplices saldrán del gobierno. El hecho de preguntarse cuánto tiempo falta para salir de esta desgracia lo asumimos como un hecho consumado de que efectivamente el venezolano tiene la creencia de que saldrá de esta cosa en un tiempo relativamente corto. La pregunta que se hacen ellos no es ¿se irá este gobierno de Miraflores? No, pues allí si iría implícita la duda de si se marchan o se quedan.

garciamarvez@gmail.com




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