(EFE)

La coalición de centroderecha venció hoy las elecciones regionales en la isla italiana de Sicilia, imponiéndose a una izquierda desunida y al Movimiento Cinco Estrellas (M5S) que, no obstante, constató su fuerza ante las elecciones generales de 2018.

Con el 85 % de los votos escrutados, el candidato conservador Sebastiano Musumeci es el ganador con el 39,80 %, apoyado por una coalición compuesta, entre otros, por la «Forza Italia» de Silvio Berlusconi y las ultraderechistas Liga Norte y Hermanos de Italia.

Musumeci, antiguo eurodiputado, agradeció su victoria, llamó a trabajar por «el renacimiento de la región» y a luchar contra la mafia y advirtió de que la unidad de Italia solo es posible si el sur crece con las mismas posibilidades que han sido dadas al rico norte.

Inmediatamente detrás del bloque derechista se situó el M5S, cuyo candidato, Giancarlo Cancelleri, logró recabar un 34,70 % de los votos y lo hizo en solitario, sin unirse a ninguna coalición, una de las máximas de esta formación de corte populista.

No corrió la misma suerte el centroizquierda, que ha gobernado la isla durante el último quinquenio y que concurrió dividido.

El candidato Fabrizio Micari obtuvo un 18,60 %, apoyado por una coalición similar a la que ostenta el Gobierno del país, en manos del Partido Demócrata (PD, centroizquierda) gracias al apoyo de Alternativa Popular (centroderecha).

El izquierdista Claudio Fava logró un 6,20 % de los consensos, representando la lista «Cien pasos para Sicilia», que alude a la lucha contra la mafia y apoyada por Refundación Comunista, Los Verdes y el Movimiento Democrático y Progresista, escisión del PD.

Los independentistas de Roberto La Rosa quedarán fuera del parlamento siciliano al sumar el 0,70 % de los votos, muy por debajo del umbral mínimo del 5 % que se exige para tener representatividad.

Tras las elecciones del domingo y el lento escrutinio del lunes toca ahora iniciar la búsqueda de una mayoría que permita gobernar los próximos 5 años y, para ello, la ley electoral de la isla prevé un premio de hasta siete escaños a la lista más votada, en este caso la de Musumeci, que sin embargo también deberá buscar aliados.

Las elecciones en Sicilia han sido seguidas con gran interés al ser consideradas como la antesala de lo que serán las próximas elecciones generales de Italia, que deberán celebrarse a partir de febrero de 2018, cuando concluye formalmente la legislatura.

Berlusconi, que aspira a unir a la derecha, del mismo modo que ha hecho en Sicilia, celebró el resultado cosechado que, en su opinión, implica «una vía al cambio verdadero, serio, constructivo, basado en la honestidad, la competencia y la experiencia».

Pero, sobre todo, el triunfo de Musumeci es a su parecer «la victoria de los moderados» frente a «la rabia» del M5S, militado por «gente que no ha trabajado nunca ni ha dirigido ni siquiera una comunidad de vecinos», criticó en un vídeo en su perfil de Facebook.

El candidato del M5S, Giancarlo Cancelleri, compareció ante sus exultantes seguidores para anunciar que su partido es «la primera fuerza política del país», habida cuenta de que ha logrado superar en votos y en solitario al resto de formaciones.

Y descartó telefonear a Musumeci para felicitarle al asegurar que la suya es «una victoria contaminada» por la presencia en sus listas de «impresentables», candidatos imputados por graves delitos como la corrupción, aseguró.

El candidato a primer ministro de Italia por el M5S, Luigi di Maio, celebró también los datos recabados por su partido en Sicilia, donde en su opinión, aunque no logren su Gobierno, partirá «una oleada que dentro de cuatro meses» puede conquistar el país entero.

Todo a pesar de que su formación cuenta con «sistema político-mediático en contra», denunció di Maio, quien señaló que el suyo es el «voto limpio» frente al de sus competidores, por lo que incluso llegó a solicitar observadores internacionales para los comicios sicilianos.

Y consideró al PD de Matteo Renzi un partido «políticamente muerto», tanto que anunció la cancelación del debate televisivo que iba a mantener con el líder socialdemócrata el martes.

«El PD está políticamente muerto. Nuestro competidor ya no es Renzi», escribió Di Maio en su cuenta de Facebook.

Una postura criticada por el propio secretario general del PD que lamentó que «su huida surge del miedo» y avanzó que él sí acudirá al estudio de televisión donde iba a tener lugar el cara a cara pues «un líder no tiene miedo a la televisión», apostilló.

Desde el PD algunos legisladores han lamentado las divisiones que vienen afectando a este partido, el principal de centroizquierda del país, desde que comenzara a gobernar en 2013, como el portavoz en la Cámara de los Diputados, Ettore Rosato, quien señaló que «la división no ha ayudado», en declaraciones a Radio Radical.




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