Después de todo lo que ha pasado y de lo que está pasando, ¿es posible que haya unidad entre los principales factores de la oposición política de Venezuela? La respuesta debería ser afirmativa, y ello implica, necesariamente, que en estos momentos no hay unidad efectiva en el ensamble opositor.

 

La Mud se encuentra seriamente averiada, y eso no contribuye a que los opositores puedan entenderse. Además, la debilidad de la Mud tiende a darle un nuevo aire a Maduro y los suyos, débiles por la tragedia del país, pero menos débiles por la avería severa de la oposición político-partidista.

 

Y podría decirse que tampoco hay unidad de criterios y representatividad entre gran parte de la dirigencia política de la oposición y la abrumadora mayoría de los venezolanos, que rechazan a Maduro y su despotismo depredador. ¿Por qué no hay unidad?

 

Porque hay diferencias de fondo en cuanto a la estrategia de lucha, que en gran medida se derivan de diferencias importantes en la identificación de la naturaleza del régimen de Maduro y los suyos. Este no es un asunto nuevo, pero ahora adquiere una importancia especial, porque la hegemonía se vuelve más despótica, depredadora, corrupta y envilecida.

 

Para no pocos voceros de la oposición política, la prioridad está en los “espacios” a conquistar, léase las eventuales gobernaciones y alcaldías que serían ganadas en unos comicios regionales o municipales, cuya realización está en manos de una “constituyente” que ha sido declarada inconstitucional por la oposición, con el correspondiente desconocimiento de su presunta autoridad. La verdad es que se trata de un enredo mayúsculo que no se puede entender por las buenas.

 

El tema de los espacios tiene lecturas distintas, unas burocráticas, otras de beligerancia política, pero sea lo que sea, no se puede menospreciar que el espacio político por excelencia es la calle, vale decir la protesta social con la debida conducción política. Pero no todos piensan igual…

 

No voy a caer en la tentación que envuelve la conseja aquella de «piensa mal, que pecarás pero acertarás». Prefiero no ocuparme de esa espinosa materia, al menos  por ahora. Lo que no significa que la subestime. ¿Es necesaria la unidad? Sí lo es, pero siempre y cuando esté bien enrumbada hacia la superación de la hegemonía. De lo contrario, no será posible forjar una unidad verdadera y eficaz.

 

flegana@gmail.com

 




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