Los habitantes de Damasco se encuentran desesperados por la falta de agua corriente, consecuencia de los combates entre las fuerzas del gobierno y los rebeldes por el control de la principal fuente de abastecimiento de la capital siria.
En Damasco sólo se puede disfrutar de 12 horas diarias de corriente eléctrica a causa de la falta de combustible para alimentar las centrales eléctricas y sus cuatro millones de habitantes están privados de agua desde el 22 de diciembre, según la ONU.
«Antes nos quejábamos por los cortes de electricidad, pero ahora constatamos que esto es nada comparado con la falta de agua potable, puesto que el agua es la vida», afirma Faez, un empleado municipal de 50 años de edad.
Bastión del régimen de Bashar al Asad, la capital siria había estado relativamente al margen de la guerra civil que devasta al resto del país, donde más de 310 mil personas han muerto desde marzo de 2011.
Como consecuencia de la escasez de agua, fuertemente padecida por la población de Damasco, los precios del agua mineral se dispararon.
En las otras regiones sirias, millones de personas fueron desplazadas, sus casas destruidas y el resto de sus bienes perdidos. Algunas ciudades han sido sitiadas durante meses y les falta todo tipo de suministros.