De acuerdo a su etimología, del latín Voveo, Vovi, Votum, el voto conceptualmente se concatena con el deseo, volo (querer).
El voto es una expresión política de la voluntad individual.
Su existencia, para esta ocasión, tiene por objeto, la participación del ciudadano en la designación del Gobernador que nos merecemos los carabobeños. Se afirma que el voto es libre porque cada quien puede votar acuerdo a su preferencia, basándose siempre en su libertad, por ello se dice que el voto es una decisión libre de amenazas.
El voto es secreto para evitar cualquier tipo de presión, cuando se vota nadie se entera por quién se está votando; ni mediante las capta-huellas y mucho menos por ningún satélite. Es obligatorio porque es una función pública, además de un deber moral y un derecho. El voto es, ante todo, un acto personal y de voluntad política; es considerado individual y personal pues el que lo ejerce es una persona que tiene autonomía personal, es decir, no sigue los designios de terceras personas, y su ejercicio implica la representación personal del elector en las urnas.
De acuerdo a los estudiosos de los asuntos electorales, el voto es, por definición, una decisión temporal sobre una realidad actual y una posibilidad futura. Está sometido a la coyuntura del momento, a las circunstancias y a la objetividad del análisis del elector. Uno de los derechos que compartimos como ciudadanos de nuestro país es, al mismo tiempo, una responsabilidad: votar. Siempre que hablamos del voto lo consideramos desde la perspectiva de los derechos, y es nuestro derecho porque somos ciudadanos; sin embargo, votar no es simplemente un derecho. Votar es muchísimo más porque, mediante el voto, cada uno de nosotros está influyendo decididamente en el asunto que se está votando. El poder político es constituido por el voto, pero éste reclama como contrapartida un ejercicio cívico consciente y responsable.
Mañana elegiremos a nuestro Gobernador…
Los carabobeños tenemos mañana domingo una gran responsabilidad con nuestro estado y con nuestro país, pero sobre todo con nuestras familias, pues se trata de escoger muy bien y a conciencia a quien será nuestro Gobernador. Así las cosas, más que un derecho, la votación de mañana, es, sobre todo, una seria obligación social.
Consideremos con seriedad que un sólo voto, puede, en particulares ocasiones, hacer cambiar el rumbo de la historia de una ciudad o un país, cobrando entonces ese solo voto, una importancia vital, de allí a que alguien argumentó -con sobrada razón- que el voto se convierte en una herramienta tan poderosa, para el bien o para el mal, como pueda ser la energía atómica.
De nuevo hacemos el llamado a participar en tan importantes comicios, ejercitando la madurez ciudadana; una vez más nos permitimos recordarle que la abstención no castiga a los políticos, sino a la política; que al votar no permite que otros elijan por usted; vote como usted quiera o tal como así lo sienta: con esperanza, con desánimo, con escepticismo, con alegría, con rabia, con miedo, con indiferencia o con emoción, y que nada le prive de disfrutar ese instante único de poder individual; vote, pues los malos Gobernadores son elegidos por las buenas personas que no votan. Vote, porque así, si ganan los otros, no será culpa suya. Que cada quien de manera responsable vote y no deje en otros la decisión sobre su futuro.
El tamaño de nuestro territorio no nos da la grandeza, de hecho, el nuestro, Carabobo, es el más pequeño de Venezuela. La grandeza de nuestro terruño se da cuando sus ciudadanos tienen conciencia cívica y firmeza moral contundente…
Mañana votar o no votar hará que cambien o no ciertas cosas, por eso es importante que cada uno exprese su opinión. El lunes no podemos quejarnos del resultado. Será el que hayamos decidido… Alea jacta est…
