Una de las peores catástrofes creadas por éste gobierno castro/comunista ha sido la Inflación, fenómeno éste que en Venezuela ha logrado llegar a niveles estratosféricos donde los economistas expresan que ya no es inflación sino hiperinflación, y lo cierto es que semana tras semana los precios de los alimentos suben, suben y suben de una manera impresionante.
Un pan dulce que en Valencia se le llamaba “Pata de Gato” costaba 50 bolívares, y ahora vale Bs. 60.000, con lo que cuesta un kilo de cebolla en la década de los 70 comprabas una casa de 500 metros de construcción y con lo que hoy cuesta un kilo de tomates, en la década de los 80 comprabas un Toyota Machito techo duro.
Es decir, hoy en día el poder adquisitivo de los venezolanos fue destruido por un comunista y politiquero dispositivo de control cambiario y adicionalmente por la destrucción del aparato productivo privado.
Expropiaron aceites Diana y no hay ese aceite en los supermercados, expropiaron Rualca y los rines ni se ven, expropiaron Café Madrid y no hay café, expropiaron Electricidad de Valencia y la volvieron leña al punto que hoy en día no se puede pagar la factura por la página web, si vas a las oficinas trabajan mediodía porque no tienen agua y otro día no tienen línea para cobrar y otro día los trabajadores están de paro.
Y entonces alguno de estos máximos dirigentes del comunismo salen en los medios a decir que la culpa es de la Guerra Económica, de las iguanas, del Sr Trump, de la CIA , de Lorenzo Mendoza y no nos extrañe que un día de estos digan que la vaina es culpa de la Virgen de Coromoto que fue poseída por el demonio de Baltazar Porras…
Y por si fuera poco a esto se le suma la inmensa cantidad de personas que están saliendo del país casi que en estampida, lo cual acelera más la crisis, ya que la nación está sufriendo una grave pérdida de su talento gracias a unas personas que lo único que les interesa es ver destruido el país.
El hambre y la desesperación que uno ve en la calle nos preocupa mucho porque ante la indiferencia sádica, la presión del país aumenta, aumenta y aumenta y uno como observador de los fenómenos sociales siente que estamos ante una situación muy delicada.
Esperamos que Dios y la ciudadanía salven a éste país pues de lo contrario no queda otra que irse pues como lo dije anteriormente uno no puede permitir que seamos gobernados por ineptos, comunistas, ateos y totalitarios.
