La libertad de expresión es un derecho constitucional establecido en el artículo 58 de la Carta Magna venezolana. No obstante, en regímenes dictatoriales y totalitarios, ese derecho estorba y causa prurito político a quienes gobiernan con desmanes y creen que la propaganda política es lo único que se debe difundir en el Estado donde ejercen el poder y lo único que se puede mostrar de sus actuaciones, pues no aceptan que se informe los problemas reales acontecidos en su gestión, porque esa realidad es como un boomeran que les golpea en su propia cara y les reclama cambios urgentes en pro y a favor de esa gente que si quiere conocer la realidad de lo que pasa a su alrededor y en el mundo entero, pero que desgraciadamente no dan a conocer los distintos medios oficiales y gubernamentales, porque su papel es mentir para enaltecer una gestión pública inexistente del gobernante, es falsear la verdad con la mentira continua, con todo el maquillaje comunicacional existente y muy bien usado en los gobiernos ultrosos.

Tanto en el mandato de Hugo Chávez Frías como en el de Nicolás Maduro informar la realidad era y es un pecado. Una afrenta al gobierno conforma la difusión de la nefasta crisis económica, política y social vivida en el país y gestada por el comandante, pero profundizada con el presidente obrero, quien tiembla a la crítica periodística y se muestra totalmente trémulo ante la política editorial democrática y veraz de cualquier medio de comunicación que aún no ha podido silenciar la publicación de su pésima gestión de gobierno, mediante el soborno para evitar que cumplan con el sagrado deber de informar veraz y oportunamente, como lo estipula la Constitución Nacional ni a sus periodistas pagar para que ejerzan el palangrismo a su favor.

Hugo Chávez ni Nicolás Maduro han tenido contemplación y respeto por los medios de comunicación privados que no le han apoyado en su gestión con la tergiversación de la realidad o el silencio absoluto de las nefastas políticas públicas que han convertido a esta nación en un nicho de pobres, mal nutridos, desertores de la educación, delincuentes, bachaqueros o contrabandistas de alimentos esenciales para la vida, usureros, deprimidos y enfermos hasta de las patologías ya erradicadas. Usan las garras de Conatel para desgarrar y desbaratar todo proyecto comunicacional independiente y para apagarles el suiche que les permitió transmitir su señal en Venezuela a aquellos medios nacionales e internacionales que se atreven a investigar y denunciar la corrupción desatada en todos los niveles del alto gobierno, la parcialidad y desproporción política en las actuaciones del Tribunal Supremo de Justicia, la mafia en la expedición y entrega de pasaportes, los nombres de los verdaderos contrabandistas de gasolina y demás acontecimientos que demuestran la ineptitud, los hechos dolosos y la arbitrariedad de los revolucionarios en sus 18 años al frente del Socialismo del Siglo XXI.

Arbitrariamente y sin derecho a réplica, Hugo Chávez cerró a RCTV y un sinfín de emisoras de radio, al tiempo, que retiro de las cableras que operan en Venezuela a TNT24, al igual como hizo Nicolás Maduro con CNN en Español, a la cual censuró y bloqueó su señal televisiva en el país y, por ende, dejará de transmitir noticias en esta patria por las limitaciones impuestas por el gobierno nacional, por decir lo que realmente pasa en esta nación, donde el periodismo es cada día más difícil de ejercerse.

La salida de CNN en Español del aire es otra arremetida contra la libertad de expresión y es una prueba más de que el gobierno de Nicolás Maduro no es democrático, sino un cercenador de uno de los principios fundamentales de la democracia, como es el derecho a estar informado, pues a nivel de prensa escrita también trancó la circulación impresa de los diarios El Carabobeño y El Impulso por la negativa del grupo Maneiro de venderles papel periódico. La Verdad del Zulia también vivió esta situación y hace apenas unas semanas reinicio su circulación impresa, pero sus directivos saben que en cualquier momento pueden volver solamente a estar en la web.

La canciller justifica el bloqueo de las transmisiones de CNN en Español en Venezuela, por las supuestas agresiones de los medios internacionales contra el presidente Nicolás Maduro, mientras negó rotundamente que hubiese irregularidades en la expedición de pasaportes, tal y como lo reseño CNN en Español, en un programa especial sobre ese tema, pues el testigo que presentaron “ha cometido delitos de identidad y de acoso sexual” y está relacionado con el dirigente opositor Leopoldo López y con la derecha venezolana, radicada en los Estados Unidos. Argumentos que nadie le cree a Delcy Rodríguez, menos los periodistas inscritos en el CNP, porque han probado en carne propia las amarguras y sinsabores de encontrar las noticias en esta revolución que veja y maltrata a la prensa, la televisión y la radio, además de sus reporteros. En fin, en esta República, cada día le cierran las puertas a quienes dicen la terrible realidad padecida por sus habitantes, porque quienes gobiernan desde el Poder Ejecutivo Nacional convierten en letra muerta el articulado de la Carta Magna que interfiere en sus apetencias comunistas y porque no entienden que el periodismo crítico es la palanca que les permite corregir errores y avanzar hacia la vanguardia política.




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