La jefa del gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, pidió disculpas este martes por la crisis política creada por un proyecto de ley apoyado por Pekín que hubiera permitido las extradiciones a la China continental.
«Personalmente, tengo que cargar con gran parte de la responsabilidad. Esto ha provocado polémicas, disputas y ansiedad en la sociedad», dijo Lam en una conferencia de prensa.
«Por ello ofrezco mis más sinceras disculpas a todo el pueblo de Hong Kong», afirmó.
Lam suspendió la adopción de la ley tras las manifestaciones del 9 y el 12 de junio, que derivaron en enfrentamientos entre la policía y algunos activistas.
Pero ello no aplacó la cólera popular, y se produjo una nueva y más concurrida manifestación este domingo, a la que asistieron, según los organizadores, unos dos millones de personas, más de un cuarto de la población.
Lam no dio señales de estar considerando su dimisión, sino que, al contrario, dijo que quería «seguir trabajando duro (…) para satisfacer las aspiraciones del pueblo de Hong Kong».
Según sus detractores, el proyecto de ley colocaría a la población de la excolonia británica a merced del sistema judicial de China, opaco y bajo influencia del Partido Comunista. Los círculos empresariales temen que la reforma perjudique la imagen internacional de Hong Kong y su atractivo como centro financiero.
