Cerca de un centenar de inmigrantes resultaron rescatados en el mar en España
/ Foto referencial: Cortesía (El Español)

La migración será el viernes, segunda jornada de la cumbre europea, el tema principal de la reunión, con un debate en el que se hablará de los acuerdos con los países de origen y tránsito de los flujos y de la protección de las fronteras exteriores, a raíz de la crisis creada por Bielorrusia.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo hoy a su llegada que el tema «ha ganado nuevamente en importancia con las acciones híbridas del presidente (bielorruso, Alexander) Lukashenko» e indicó que los líderes hablarán «de qué otras sanciones, eventualmente económicas, podemos considerar».

Además, Merkel se refirió a los problemas de Alemania debidos a los «movimientos secundarios», es decir, a los migrantes que llegan a ese territorio desde los Estados en primera línea para pedir el asilo.

Por su parte, el mandatario polaco, Mateusz Morawiecki, indicó sobre la crisis con Bielorrusia que «todo el mundo» está felicitando a su país por la forma en que está «lidiando con el cierre de la frontera y con la seguridad».

El alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Josep Borrell, dijo hoy al llegar a la cumbre que «tenemos que responsabilizar al Gobierno bielorruso por estas acciones, pero también echar un vistazo a las aerolíneas y los operadores de viajes que están cooperando con esta forma de usar a los seres humanos como armas».

DIMENSIÓN EXTERIOR

Los mandatarios de la Unión pasarán revista en particular el viernes a los avances desde la pasada cumbre, en junio, en la llamada «dimensión exterior» de la migración: los pactos con terceros países para atajar las llegadas a la UE, facilitar los retornos y crear vías legales de entrada, un tema que interesa en particular a España, Italia y los países del sur.

Según el borrador de conclusiones preparado con vistas a la cumbre, los mandatarios europeos subrayarán la necesidad de que los planes incluyan un calendario concreto y «el apoyo financiero adecuado».

El mismo documento dice que se pedirá a Bruselas propuestas de financiación para las acciones en todas las rutas migratorias.

A tal fin, se debería destinar, según el mismo texto, «al menos el 10 % de la dotación financiera del Nuevo Instrumento de Vecindad y Cooperación (NDICI) y otros instrumentos relevantes».

GUERRA HÍBRIDA DE BIELORRUSIA

A la vez, los líderes abordarán los controles en las fronteras exteriores de la UE, un tema urgente tras la crisis creada por el régimen del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, que ha facilitado desde hace meses la entrada en la Unión Europea de miles de migrantes irregulares a través de las fronteras con Lituania, Polonia y Letonia.

«El Consejo Europeo no aceptará ningún intento de terceros países de instrumentalizar migrantes con fines políticos y condena estos ataques híbridos en las fronteras de la UE», señala el borrador de conclusiones.

El texto deja claro además que la UE «sigue determinada a garantizar un control eficaz de sus fronteras exteriores» y que se deben mantener los esfuerzos para reducir los «movimientos secundarios», un asunto que preocupa a Alemania, Austria y otros países que sin ser frontera externa reciben flujos de migrantes que entran por los que están en primera línea.

El pasado septiembre la Comisión propuso sancionar a Bielorrusia por usar la migración como arma política con la suspensión de los visados a miembros del Gobierno y otros cargos oficiales del país.

La situación creada por los flujos desde Bielorrusia se ha agravado en las últimas semanas.

Distintas investigaciones periodísticas han acusado a policías de Grecia, Croacia y Rumanía de haber participado en supuestas devoluciones en caliente de migrantes irregulares en sus fronteras exteriores.

A la vez, doce Estados miembros de la Unión Europea, entre los que no figura España, pidieron hace unas semanas que la UE financie la construcción de «barreras físicas» para proteger las fronteras exteriores.

En una carta dirigida a la Comisión Europea, Austria, Bulgaria, Chipre, Chequia, Dinamarca, Estonia, Grecia, Hungría, Lituania, Letonia, Polonia y Eslovaquia subrayaron que «las barreras físicas parecen ser una medida de protección de las fronteras efectiva, que sirve en interés de toda la UE, no solo de los Estados miembros en primera línea».

Bruselas dejó entonces claro que está en contra de utilizar fondos europeos para construir vallas.




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