Las ventajas que ofrecen las redes sociales son tan extensas, que hasta pueden ayudar a retomar la vida cuando ésta te golpea con todas sus fuerzas.

Es el caso de Giuliana, quien pierde su marido. Devastada y sola con dos hijas pequeñas, un día tras otro pone a prueba su resistencia y su imaginación hasta que descubrió a través estas plataformas digitales una vía de comunicación inmediata y multiplicadora para transitar por el duelo.

Ella es el personaje protagonista del libro ‘La vida era eso’ de la escritora Carmen Amoraga (Premio Nadal 2014) y trata la muerte en tiempos digitales. Las nuevas formas de comunicarse, así como los nuevos espacios para el luto.

No hay duda de la importancia para el proceso de duelo en nuestra vida conectada.

«Antes, cuando nuestras abuelas perdían a un familiar, vestían de negro, llevando luto varios años; ahora estas plataformas cubren esa necesidad de expresar socialmente la pérdida», señala Montserrat Lacalle Sisteré, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en una entrevista para la revista española La Provincia.

Así, las plataformas según la experta pueden ser una eficaz herramienta de apoyo en este proceso, y una de las razones es que por medio de ellas hemos podido recuperar la manifestación del luto como vivencia social.

Los expertos afirman que somos una sociedad para la que la muerte sigue siendo un tabú. Sin embargo, «cada vez hay más personas que hablan públicamente de sus sentimientos por la pérdida de un ser querido en redes sociales, mostrando abiertamente cómo se sienten», señala Lacalle.

Apoyo y abrazos virtuales

El compartir lo que uno piensa y siente ante los demás «puede validar lo que estás sintiendo y ayudarte a resignarte y a ver qué posición tienes ahora delante de los otros: viudo o viuda, huérfana o huérfano».

Y es que hay identidades que se construyen psicológicamente mediante la mirada del otro: cómo me siento yo cuando me expongo socialmente.

En este sentido, facebook o twitter pueden hacer un buen trabajo en esa área, aunque siempre tomando en cuenta que cada persona es única e individual. Establecer un patrón es difícil.

Sobre esta premisa, afirma Mireia Cabero Jounou, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, que la comunidad virtual puede servir de apoyo a una persona en proceso de duelo, especialmente en determinadas circunstancias.

Y es que aprender a aceptar la ausencia constante de una persona querida y a convivir con este vacío requiere tiempo y fórmulas personales. Una de ellas puede ser compartir el proceso de duelo y el recuerdo de la persona amada mediante las redes sociales, algo que resulta efectivo en muchos casos si la soledad del dolor duele demasiado y la persona necesita compartir el proceso y el recuerdo acompañada de su comunidad virtual.

O si de pronto, necesita de la acogida y el abrazo virtuales de las personas que siguen su proceso en las redes. «Esto puede ayudar si siente que en su vida presencial el cariño no es suficiente», detalla la especialista.

En Internet fallecer no es un problema. Las cuentas permanecen en el tiempo y no se cierran por inactividad como ocurre con los correos electrónicos. Los perfiles siguen ahí y en millones de muros, los cumpleaños se siguen anunciando. En muchas ocasiones, el perfil permanece tal como la persona lo dejó. Algunas redes sociales, como Facebook o Twitter, tienen protocolos especiales llegado el caso.

No obstante, no siempre el espacio virtual sirve de herramienta de apoyo para afrontar el duelo. Todo depende de la razón por la que uno decida compartir su dolor en las redes. «Si a mí me apetece compartir fotos o escribir porque siento la necesidad de hacerlo, ayudará. Pero si lo hago porque pienso que es lo que toca, es muy posible que no me esté ayudando nada», señala Lacalle Sisteré.

Tampoco es efectivo, según Mireia Cabero Jounou, cuando se comparte el dolor con fines que no son realistas en el medio virtual, como creer que se va a recibir más apoyo del que se consigue en realidad. «

Resulta que publicar en las redes posts sobre el fallecido aumente el dolor en lugar de calmarlo, o dificulte continuar con el proceso natural del duelo, que consiste en aceptar la muerte, convivir con ella y reconstruir la vida, las expresiones de sentimientos en plataformas sociales también pueden llegar a ser contraproducentes», señala Cabero Jounou.

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