Las creencias en leyendas fantásticas, la fe en lo sobrenatural, en lo espiritual o anímico, ha acompañado poderosamente a la humanidad durante su desarrollo histórico y social, desde tiempos inmemoriales. Cómo han afectado estos hechos a los seres humanos, es materia de análisis actual. No entremos a averiguar cuánto hay de irrealidades, de certezas o mentiras, en estas especulaciones. El hecho es que muchas de ellas son universales y ampliamente divulgadas; nos han afectado poderosamente desde la infancia, y han dejado huellas aun en la adultez y edades avanzadas. Elementos perjudiciales, como la irrealidad o la mentira, han sentado una base profunda en muchas de estas leyendas y creencias.

Centrémonos en el personaje de Santa Claus, conocido también como Papá Noel o San Nicolás, en Venezuela. Es indiscutible que podría ser la mentira colectiva más estimulada, promocionada y divulgada del mundo. Millones de padres en cientos de países, aunque sin una obvia mala intención, engañan a sus hijos cuando les inducen a creer que existe un viejo obeso, jocoso y quejoso, vestido con ropa de invierno, que se oculta constantemente, pero particularmente en Navidad, para espiar a los niños del mundo en sus casas u otros lugares. Una nota aparentemente meritoria de Papá Noel es que estos ocultamientos se consideran sólo como recursos o tácticas para observar la rectitud o transgresión de las conductas infantiles espiadas, que entonces serán premiadas con regalos o castigadas con privaciones, y aun represiones. Papá Noel actuaría así, entonces,  con total intención y alevosía…

¿Deberíamos cuestionar el fondo ético y moral, y los perjuicios psicológicos y sociales que pudiesen derivarse cuando propiciamos la creencia en estos mitos? Expresado en otras palabras: ¿Deberían las autoridades, los religiosos, los padres y maestros, mentir a los niños sobre la existencia real y los súper poderes de Santa Claus?  Los psiquiatras, psicólogos, y asociaciones de cuidado de la niñez, debaten si debe promoverse en los niños la fe en seres sobrenaturales: El debate sobre la existencia de Santa Claus se renueva cada Navidad. Para algunos críticos es una mentira injustificada, que puede erosionar la confianza en los padres, y fomentar la credulidad sin discusión, sin pensamiento crítico. Opiniones de índole ética y moral, alegan que los regalos de Papá Noel operan como chantaje y miedos para que los hijos se comporten bien. Quienes median proponen no “exterminar” a Santa Claus, sino explicar que es una tradición, un juego. Si un niño corre con una toalla al cuello, y dice que es Superman y “vuela”, sabemos que juega a Superman. Pero, si sube al balcón y dice ser Superman, debemos lograr que no crea, de verdad, que puede volar… Este caso puede aplicarse a nuestro personaje de hoy: ¡Santa Claus o Papá Noel, y sus aventuras de cada Navidad!




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