La reina Isabel II fue la encargada este miércoles de leer su discurso periódico de apertura ante las dos Cámaras, un texto preparado por el gobierno en el que se esbozan los principales objetivos del curso, y que tiene que ser luego aprobado por un Parlamento en el que los conservadores disponen de 317 de los 650 diputados, menos de la mitad.

«La prioridad de mi gobierno es conseguir el mejor acuerdo posible para cuando el país abandone la Unión Europea», dijo la reina, que estuvo acompañada de su hijo Carlos, y no de su marido, el príncipe Felipe, hospitalizado la víspera por una infección.

La reina Isabel II de Inglaterra no mencionó la visita de Estado del presidente estadounidense Donald Trump al Reino Unido, en su discurso ante el Parlamento esbozando las políticas del gobierno para el próximo curso.

La monarca sí mencionó en cambio la visita de Estado de los reyes de España, Felipe y Letizia, en junio, lo que se interpreta como un signo de que el viaje de Trump fue finalmente aplazado.

Por su parte, en un un Reino Unido crispado por la sucesión de desgracias, la primera ministra británica Theresa May sometió el miércoles al Parlamento su programa de gobierno, centrado en las leyes para desconectar de la Unión Europea.

El gobierno de May «tratará de conseguir el mayor consenso posible sobre el futuro del país fuera de la UE», añadió la monarca.

Además de las leyes de desconexión de la UE esbozadas por May, el discurso omitió cualquier mención a la visita de Estado del presidente estadounidense Donald Trump, prevista inicialmente a finales de año, lo que hace pensar que será pospuesta.

Sí en cambio, confirmó la de los reyes de España, Felipe VI y Letizia, del 12 al 14 de julio.

Renuncia al programa electoral 

Asimismo, el discurso dejó de lado algunos de los puntos más contenciosos del programa electoral con el que May concurrió a las elecciones del 8 de junio, como el proyecto para que los ancianos o sus familias contribuyan a pagar sus cuidados con todo su patrimonio hasta que les queden 100.000 libras o la reinstauración de la caza del zorro.

Por primera vez en muchas décadas, un primer ministro acude a esta cita sin contar con el apoyo de la mayoría de los diputados.

El diario The Times comparó al nuevo gobierno con un «zombi» que ni siquiera tiene fuerzas para «arbitrar en las diferencias entre sus ministros». «Downing Street es un vacío», sentenció el diario conservador.

Las leyes de desconexión de la UE, cuyo texto será presentado posteriormente, incluirán una que abolirá la de 1972 que incorporó la legislación europea en el derecho británico, además de otras sobre aduanas, inmigración, pesca, comercio y agricultura.

Cuatro atentados en tres meses, con 35 muertos, y el incendio apocalíptico de un bloque de viviendas sociales que se cobró al menos 79 vidas, han indignado a amplios sectores, y la inauguración del nuevo Parlamento tiene lugar con varias manifestaciones previstas en las calles bajo el lema «Un día de rabia».

Se espera que el 29 de junio, tras varios días de debates, las dos cámaras del Parlamento -la de los Comunes y la de los Lores- voten sobre el discurso de la reina, dando una idea precisa de las fuerzas de May, coincidiendo con el inicio de las negociaciones del Brexit.

Moción de censura 

No hay nada escrito sobre el procedimiento a seguir si la oposición logra introducir una enmienda al discurso de la reina, pero en las actuales circunstancias se interpretaría como una moción de censura que podría desembocar en nuevas elecciones.

La primera ministra adelantó las elecciones de 2020 al pasado 8 de junio, argumentando que necesitaba fortalecer su mayoría absoluta ante Bruselas, pero la acabó perdiendo.

Si la legislatura que se avecina -la que supervisará la salida de la UE y tendrá que cambiar miles de leyes– hubiera sido ya un gran desafío para un gobierno fuerte, parece casi imposible de gestionar para uno débil.

La cita de este miércoles llega sin que May haya arrancado ni siquiera un acuerdo al pequeño Partido Unionista Democrático (DUP, en inglés), para que los diez diputados de la formación norirlandesa den su apoyo a los conservadores, y así dotarlos de la mayoría absoluta que perdieron el 8 de junio.

Una fuente del DUP advirtió el martes que no hay que dar su apoyo por descontado. El acuerdo «no es ciertamente inminente«, dijo esta fuente, porque las negociaciones «no han ido como el DUP esperaba». Según la prensa británica, el partido unionista y ultraconservador, no está contento con el desprecio que ha percibido a sus posiciones en algunos diputados de May. 

Los conservadores «sufren tal desbarajuste, que deberían echarse a un lado y permitir a los laboristas formar un gobierno en minoría», estimó John McDonnell, responsable de Finanzas de los laboristas y mano derecha de su líder, Jeremy Corbyn.




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