Recientemente, en el debate presentado en la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, el régimen venezolano tuvo una contundente derrota, y simplemente ganó tiempo frente a la crisis del país, ya que 20 de los Estados miembros se pronunciaron a favor del informe Almagro y hacerle seguimiento, mientras que sólo 11 en contra, lo cual representa un triunfo político y diplomático para la democracia venezolana, pero de la manera abrupta con que se suspendió la sesión, sin haber concluido con una resolución concreta, nos obliga a plantear que la estrategia a la crisis interna del país le corresponde a los propios venezolanos.

De esta manera se manifestó el parlamentario nacional emérito Walter Márquez, quien dijo -además- que algunos voceros del movimiento de países que está promoviendo el rescate de la democracia venezolana indicaron que pronto van a presentar un proyecto de resolución, pero -mientras eso ocurre- le corresponde a los venezolanos promover la solución y pasar a la ofensiva desde el punto de vista político, social, incluso desde el punto de vista espiritual, porque las decisiones de la OEA son simples recomendaciones y exhortos en un lenguaje diplomático, pero no tiene la capacidad de fuerza para imponerla.

El único organismo que tiene esa facultad es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas frente a un hecho de crisis que amenace la seguridad internacional de un país. A esto se agrega que Venezuela utilizó la diplomacia del insulto, de ocultar la realidad del país, pero perdió ese debate frente al Informe Almagro, porque los argumentos de Venezuela fueron muy débiles, no pudo refutar el documento presentado, y lo único que hizo fue intentar de torpedear la sesión e insultar a los representantes de los países que estaban en contra de la continuidad dictatorial en Venezuela.

Walter Márquez considera que es necesario reactivar la lucha de calle, “ésta es una solución que debe buscarse con movimientos de masa, con grandes respuestas políticas por parte de su dirigencia y la sociedad civil venezolana”.

Llamado a la acción: igualmente, se refirió Walter Márquez a la sentencia número 155 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia publicada mientras se discutía la situación de Venezuela en la OEA, “con la cual pretende limitar la inmunidad parlamentaria de la Asamblea Nacional, al declarar a los parlamentarios en desacato por el caso de los diputados de Amazonas, por lo que no puede haber duda en la comunidad internacional de que en Venezuela, desde el punto de vista constitucional y de la Carta Democrática Interamericana, se está viviendo una dictadura, una narcocracia (por los vínculos de esta dictadura con el narcotráfico internacional).

En este sentido, hizo Márquez un llamado a todos los sectores del país, a los partidos políticos a que “nos activemos en la calle, en todos lados para poder obtener resultados concretos. Debe haber una gran ofensiva política, una gran ofensiva social y una gran ofensiva espiritual vinculada a la comunidad internacional, porque esto es una lucha del bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas y tenemos que buscar -frente al fracaso del diálogo- la diplomacia espiritual; una búsqueda que permita activar la fe, realizar acciones espirituales como ayuno, oraciones, cada uno desde el punto de vista de sus creencias y valores para que combinemos las acciones en la tierra como en el cielo, ése es el único mecanismo que nos permitirá superar esta crisis porque hemos generado demasiadas expectativas frente a la OEA, las cuales simplemente se van a reducir a recomendaciones de carácter diplomático sin resultados concretos, y justamente los resultados nos corresponde buscarlos a los venezolanos con fe y acción”.

Las formas en que se expresa la creciente y cada vez más profunda crisis política, económica y social de Venezuela son bien conocidas. Desde 2013, el país tiene la inflación más alta del mundo, que este año se ubica por primera vez en el rango de lo que se define como hiperinflación. Una continua recesión en su tercer año consecutivo y un bajo nivel de reservas de divisas tienen como consecuencia no sólo escasez de alimentos y de productos de uso diario, sino también una emergencia severa en el sector de la salud y otros más; por ej: repuestos de toda índole. Es decir: el rumbo va destinado a la paralización del funcionamiento del país en todos los órdenes de la economía. En otras palabras: la orientación de lo que viene aconteciendo muestra que el país va encaminado hacia el caos (hambruna, delincuencia y más).

Adicionalmente, tras la victoria de la oposición en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, una profunda polarización entre los dos mayores bloques políticos, la fuerza de la dictadura –el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)– y la alianza opositora –la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)–, fue la base para el bloqueo en contra del Parlamento Nacional que vienen realizando las ramas del poder público nacional en manos del régimen gubernamental, que se manifestó durante muchos meses en la lucha por un referéndum para revocar el mandato del inquilino de Miraflores (una consulta prevista en la Constitución Bolivariana de Venezuela -CRBV- de 1999). Después de la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de suspenderlo, el conflicto llegó a su nivel más álgido. Así, sin solución a la vista, todos los indicadores señalaban que 2017 sería otro año más de crisis para Venezuela.

Rápidamente, quedó en claro que, si bien el ilegítimo había reconocido la derrota, no estaba dispuesto a acceder a compromisos necesarios en virtud de la reconfiguración de las mayorías en el Parlamento. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) declaró reiteradamente inválida la acción legislativa del Parlamento, mientras que sí validó las leyes de emergencia económica presentadas por el inquilino de Miraflores, pero rechazadas por la Asamblea Nacional. El bloqueo de las ramas del poder público nacional obedientes al ejecutivo en contra del parlamento era perfecto.

Mientras que la MUD quería elecciones en 2016, el régimen dictatorial buscó demorar el referéndum sin fecha determinada, con el fin de evitar nuevos comicios y de que, en caso de revocatoria, el poder quedara en manos del Vicepresidente (que en Venezuela no es elegido, sino designado). Las diferentes consecuencias de un referéndum revocatorio deben verse como un serio error (intencional) de elaboración del artículo 233 de la CRBV, que genera necesariamente conflictos políticos.

En la desesperación por una situación que crece fuera de control, esta narco-dictadura no midió las consecuencias de su siniestra maniobra y cometió el peor error de cálculo político: hablar de la activación de la Asamblea Nacional Constituyente Comunal (ANCC). Con una alta desconfianza en la gestión, sin el capital político de otrora, una economía en declive y el manejo ineficiente de los complejos problemas de la cotidianidad nacional, entre otros factores, enfrentó la ira popular jugando cartas marcadas. Este pueblo de hoy, no es el de 2013. Ya ha madurado políticamente y curtido en la lucha democrática. No se deja seducir por promesas engañosas, porque la ANCC no significa mejora a la calidad de vida y mucho menos estabilidad política. ¡Es un señuelo dirigido a lograr la perpetuación en el poder de los narco dirigentes actuales!

A esta desastrosa situación y cuando no le podría ir peor, la señora Fiscal General de la República dio un viraje espectacular en su posición y tomó la determinación de enfrentar las arbitrariedades, ilegalidades e inconstitucionalidades tanto del régimen como del TSJ y el CNE en las cuestiones relacionadas con la ANCC y las inherentes a la conformación misma de esos cuerpos. Un golpe contundente a las aspiraciones dictatoriales de perpetuarse en el poder porque si bien todas las demandas incoadas ante el TSJ contra las arbitrariedades de esas instituciones, como era de esperarse no prosperaron, dio lugar a un fortalecimiento y cohesión de la oposición. Una aliada inesperada que dio nuevas perspectivas a la lucha.

Entonces l@s asidu@s deben tener muy  claro el significado de acudir hoy a la Consulta Popular convocada por la Asamblea Nacional y la trascendencia de marcar “√” en la casilla pertinente al “Sí” en cada una de las tres preguntas que se formulan en esta fecha: democrática y pacíficamente estarás aportando tu opinión de manera determinante en pro de la libertad y del avance de Venezuela.




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