En los últimos tiempos hemos tocado con insistencia el tema de las cualidades del liderazgo dentro de la oposición y que el mismo se ha deteriorado mucho en primer lugar por la incoherencia entre el discurso y la acción. Esa serie de marchas y contra marchas logró un efecto muy negativo en la sociedad civil que se tradujo en rechazo y altos índices de abstención.

Otro error fundamental de nuestra dirigencia ha sido su extremadamente mala comunicación con la población porque no ha sabido transmitir un mensaje y nunca concreta nada porque hablan bajo tonos grises donde nadie sabe hacia dónde van y que es lo que quiere y aspira.

Esto por supuesto también ha generado altos niveles de desconfianza en lo que ha sido la llamada mesa de “diálogo” o “negociación” y que la semana pasada terminó por no firmarse un acuerdo leonino con una agrupación cuyas cualidades tiránicas y dictatoriales son imposibles de ocultar.

Gracias a las redes, la presión en materia de opinión generada por instituciones como la Conferencia Episcopal Venezolana, las universidades, los gremios, la sociedad y por supuesto el amplio respaldo internacional fue que se logró que la sensatez triunfara sobre algunas intenciones raras de algunos personajes no confiables que forman parte de esa misión.

A pesar de que Julio Borges no es santo de mi devoción en él debo reconocer que su mensaje el día en que anunció la NO FIRMA DEL ACUERDO fue el correcto y lo dijo como tenía que ser claro, directo, preciso y sin guabineo!!!!!

Creemos que a Venezuela todavía le queda un camino muy difícil por recorrer, pero observamos que ha renacido algo muy importante que se llama ESPERANZA y mientras se tenga esperanza puede haber posibilidades para re agruparse bajo una auténtica unidad superior efectiva y afectiva que permita recuperar la democracia en el país.

Con éste hecho, la ciudadanía se ha dado cuenta que, si puede ejercer presión y control sobre su dirigencia y que, si lo hace de la manera correcta, la dirigencia tendrá que aceptar que se trata de algo correcto por lo que hay que luchar.

Quien de ahora en adelante se vaya por los caminos verdes como por ejemplo Claudio Fermín que al parecer va a complacer a Maduro participando en unas elecciones presidenciales chimbas sin condiciones claras para el mes de abril, definitivamente se convierte (como diría Rómulo Betancourt) en un cadáver insepulto.




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