La soledad, entendida como aislamiento, desarraigo y abandono, es contraria a la idea del ser “humano», y más ajena, aún, de “humanidad”. No se concibe una visión optimista de lo humano que acepte la idea de soledad. Pero si la soledad puede causar grandes estragos a quienes vivan en “normalidad”, en lo que llaman «plenitud de la vida», entonces, ¿cuánto más perjuicio podría ocasionar a los ancianos, que están al final del camino de sus vidas; esas personas que necesitan constante supervisión, atención y ayuda?  

La soledad del anciano es más común de lo pensado. Muchos creen que los ancianos son gente tranquila, pasiva, con pocos problemas existenciales. Esta creencia proviene de la imagen de tranquilidad y paz aparentes, que parece acompañar la vejez. Pero la realidad es diferente, porque la vejez es un momento vital muy activo, si hablamos de la actividad psíquica.

Inestabilidad, ansiedad, soledad y otras molestias psíquicas inhabilitantes están presentes, muy activas, en los ancianos. Esta situación llama la atención, porque el grupo cronológico de los ancianos va en aumento en toda sociedad mundial. El caso de Europa es alarmante. Europa ha llegado a un punto en que la tasa de mortalidad supera a la de nacimientos. Esto obliga a que tenga que importarse gente joven para cubrir las plazas de trabajo vacantes, que quedan cuando la población local fallece.

El caso de América Latina es igualmente preocupante. Cifras de la Organización Panamericana de la Salud revelan que el grupo humano con las tasas de crecimiento más altas en el mundo, en proporción, lo integran personas de 60 a 85 años. El incremento de personas en este grupo está en relación con el mejoramiento en la alimentación, además del crecimiento de la cobertura de los servicios de salud pública. En Inglaterra, con datos muy precisos, se sabe que para el año 2.031, existirán más de 35.000 ciudadanos con 100 o más años de vida.

¿Oyeron bien? Hemos hablado de 35.000 personas con 100 o más años de vida. ¿Habrá personas que quieran irse a vivir a Inglaterra, para ver si algo se les “pega”? ¡Comiencen, entonces, a iniciar sus trámites de inmigración! Asunto nada fácil en estos tiempos…

Pero, los psicólogos, geriatras, y otros especialistas en temas de la vejez, sostienen que existen razones que presionan para que el segmento social de ancianos se encuentre tan aislado (solitarios) en las sociedades modernas. Una razón que contribuye es el creciente materialismo, en sociedades que viven a velocidades difícil de alcanzar por toda persona, aun joven, y menos por quienes están en los 60 ó más años de edad.

El claro concepto utilitarista, de que «lo que no sirve se tira», para sustituirlo por otro, se práctica a diario con los enfermos y los más viejos. Los ancianos lo perciben, lo sienten, y quedan afectados para el resto de sus vidas. El deterioro social, político, económico y sanitario de la actual Venezuela ejerce una constante presión sobre la vida de los ancianos. ¡No puede ser de este tipo el trato básico que se merezca un anciano! Los retos están a la vista…




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