Los líderes de la OTAN buscan defender en su cumbre del miércoles y jueves en Bruselas la credibilidad de la Alianza, pero, como apuntan analistas y diplomáticos, su éxito dependerá del estadounidense Donald Trump, que este lunes recrudeció la presión sobre sus aliados.

«Estados Unidos está gastando mucho más en la OTAN que cualquier otro país. Esto no es justo ni es aceptable», tuiteó Trump, quien en junio dijo a los líderes del G7 que la Alianza era «tan mala como el TLCAN», el tratado comercial con Canadá y México que amenaza con romper.

El objetivo de los miembros de la organización transatlántica, nacida hace casi 70 años para contrarrestar la influencia de la URSS, es defender su unidad, días antes que Trump se reúna en Helsinki con la principal amenaza de la Alianza, el líder ruso, Vladimir Putin.

Pero la insuficiente contribución de los aliados, a juicio de Washington, podría opacar los resultados de años de trabajo de la OTAN para reformar su estructura y subir el gasto militar. «El éxito dependerá del humor de Trump», precisa un responsable de la Alianza.

Los aliados se comprometieron en la cumbre de Gales de 2014 a aproximar su gasto militar al 2% del PIB nacional para 2024, un llamado tradicional de Estados Unidos, y a detener los recortes en las partidas para defensa, efectuados en plena crisis económica.

Aunque el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, defendió que el gasto militar de los aliados europeos y Canadá progresaría en 2018 por cuarto año consecutivo, de los 29 países de la Alianza sólo ocho alcanzarían este año el objetivo del 2% que exige Washington.

– ‘Casus belli’ –
De ahí, los temores de los aliados, sobre todo europeos. «Si Estados Unidos hace de eso un ‘casus belli’, pueden pasar muchas cosas», advierte una fuente diplomática de un país de la OTAN, para quien lo que diga Trump «será decisivo para el futuro de la Alianza».

Los posibles anuncios del inquilino de la Casa Blanca, que preocupan a los aliados, pasan desde una eventual retirada de sus tropas de los países que no cumplen con el objetivo, como Alemania, o su negativa a realizar maniobras militares con esos países, según la fuente.

Para Tomas Valasek, director del centro de reflexión Carnegie Europe, en el pasado, ya existieron «desacuerdos», como durante la guerra de Irak, «pero nunca hubo ninguna sugerencia en el aire de que Estados Unidos diera la espalda a los aliados europeos».

Esto socavaría uno de los principios de la Alianza, consagrado en el Artículo 5 del Tratado de Washington de 1949: la defensa colectiva entre aliados. En casi siete décadas de historia, sólo Washington la activó, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Tobias Bunde, jefe de política y análisis de la Conferencia de Seguridad de Múnich, dijo a la AFP que la OTAN podría plantearse «si puede sobrevivir» a Trump y apuntó que los aliados «ignoraron durante mucho tiempo las quejas de Estados Unidos» sobre un reparto equitativo del gasto militar.

Un fracaso de la cumbre de la Alianza en su nuevo cuartel general de Bruselas, provocado por las críticas del líder de la primera potencia militar, podría aumentar la tensión en las relaciones con sus aliados, deterioradas por la guerra comercial lanzada por Trump.

– El gozo de Putin –
La actitud del presidente de Estados Unidos, cuyo gasto militar representa más de dos tercios del total de la OTAN, podría ensombrecer las decisiones que deben adoptar los líderes, como la creación de dos nuevos centros de mando en la localidad alemana de Ulm y la estadounidense de Norfolk.

Los 29 líderes deben respaldar además su plan «30-30-30-30», en virtud del cual para 2020 la OTAN debe poder desplegar en 30 días, 30 batallones, 30 escuadrones aéreos y 30 buques de guerra en apoyo a sus fuerzas de respuesta rápida.

Estas decisiones se enmarcan en el plan de la Alianza para reforzarse ante una vecina Rusia más amenazante, desde que en marzo de 2014 anexionara la península ucraniana de Crimea. El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, se reunirá el jueves con los líderes de la OTAN.

Para Thomas Carothers, Vladimir Putin, con quien Trump se reunirá el 16 de julio, «disfrutará de la cumbre de la OTAN», ya que su objetivo estratégico «no es dominar el Báltico», sino «las divisiones entre Estados Unidos y Europa y dentro de Europa».

Este encuentro es «mucho más importante» para el líder estadounidense que la cumbre de la Alianza, asegura Pierre Vimont, del Carnegie Europe, para quien Trump querrá obtener algo de Putin, como «un progreso en el caso de Ucrania, en punto muerto pese a los esfuerzos de Francia y Alemania».

El inquilino de la Casa Blanca, que aboga por soluciones bilaterales, se mostró ambiguo recientemente, respondiendo con un lacónico «ya veremos» a una pregunta sobre un eventual reconocimiento por Washington de la anexión de Crimea por Rusia.

tjc/age




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