El país se ha convertido en centro de atención para famosos youtubers quienes en sus recientes visitas a Venezuela se han impresionado al ver anaqueles repletos en los supermercados, así como la proliferación de negocios con productos importados. Algunos de ellos se han encargado de difundir que en Venezuela ha mermado considerablemente la crisis económica, que de a poco se ha recuperado la calidad de vida y que aquí prácticamente no pasa nada.

Este tipo de mensajes en el contexto actual representa una absoluta irresponsabilidad, demostrando que no todas las personas tienen las competencias necesarias para comunicar a través de las plataformas digitales.Si bien, cierta flexibilidad en los sistemas de importación ha creado una realidad casi cinematográfica para millones de venezolanos,  el trabajador común no puede cubrir la cesta básica, que alcanzó en agosto de este año, de acuerdo al Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, los 220 dólares. Recordemos que el salario mínimo oficial no alcanza los dos dólares mensuales y por mencionar otro ejemplo, un docente universitario, tiempo completo, apenas llega a los 50 dólares, tomando en consideración el reciente incremento salarial.

A esto sumamos que, gran parte de la población no tiene acceso a una red médica con las garantías mínimas de asistencia y padece la ineptitud en la administración de los servicios públicos, en especial la electricidad. Prácticamente todo el país vive interrupciones diarias del servicio, racionamiento de agua y ni hablar del suministro de gas doméstico. En los condominios urbanos se registran hasta seis meses con las cocinas inoperantes, en los sectores populares la gente hace colaspor una bombona y donde puede consigue leña para cocinar en los patios.

Obviamente los youtubers tuvieron una mirada bien superficial de Venezuela. No conversaron con los maestros, para que les informaran de cómo hacen para sobrevivir; tampoco con las enfermeras y sus padecimientos al no contar con tensiómetros. No visitaron un CDI, no conversaron con la gente que hace colas para llenar el tanque de gasolina con “dólares”. No tuvieron oportunidad de ir a un banco y observar lo que padecen nuestros abuelos para cobrar la pensión o buscar algo de efectivo. Tampoco les dio el talento para comprobar que este país vive a punta de remesas y, que la boliburguesíaexperimenta una hiperrealidad propia de la revolución venezolana.

Tampoco visitaron los lujosos concesionarios que sospechosamente se ven ahora en Caracas, Valencia y Maracaibo. No les dio tiempo para hurgar un poco, determinar quiénes compran esos vehículos, cuánto cuestan. En fin, comunicar a través de los medios digitales implica mucho más que disponer de un buen equipo. La responsabilidades primordial y trasciende los likes en las publicaciones. A estos youtubers se les agradece la visita a los barrios, las caimaneras con nuestros niños y recordarnos lo hermoso que son nuestros paisajes. Somos felices a nuestra manera, sabemos el país que tenemos y por eso mantenemos la esperanza en cambios importantes, esosque nos permitan vivir de nuevo con dignidad.




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