Mientras la crisis política y humanitaria de Venezuela tiene a buena parte de su población en situación crítica, un negocio florece con la participación del régimen de Nicolás Maduro: el narcotráfico.
La investigación cita fuentes oficiales de EE.UU. para asegurar que el número de aviones cargados con coca colombiana que salen desde Venezuela se ha multiplicado en los últimos años: mientras que en 2017 se contabilizaban cerca de dos vuelos por semana, ahora los envíos son diarios, con picos de hasta cinco vuelos por día.
La ruta utilizada sale desde medio centenar de pistas de despegue en la región de Zulia. Los aviones ponen rumbo Norte hacia el Caribe, para después girar y aterrizar en países centroamericanos, como Honduras. Desde allí se transportan por tierra a México, para acabar penetrando en EE.UU.
No es una novedad que la cúpula de Maduro y su círculo íntimo están relacionados con el narcotráfico. Tanto su antiguo vicepresidente -y actual ministro de Industria-, Tareckk El Aissami, como Diosdado Cabello -en su día mano derecha de Hugo Chávez, y presidente de la Asamblea Constituyente, no reconocida por la oposición- han sido imputados en EE.UU. por su participación en el negocio de la cocaína. Dos sobrinos de Maduro han sido condenados por un tribunal de Nueva York a 18 años de cárcel por el mismo motivo.