Camión de gasolina.

Venezuela pasará de la gasolina más barata del mundo a un mecanismo dual con «precios internacionales» fijados por importadores privados y subsidios, una decisión que, según analistas, busca esquivar las sanciones de Washington y ganar tiempo para levantar las postradas refinerías en el país con las mayores reservas de crudo.

La incorporación de estaciones de servicio privadas termina con el monopolio de la estatal petrolera Pdvsa, y coincide con el envío de 1,5 millones de barriles de gasolina desde Irán -en un abierto desafío a Estados Unidos-, una alternativa con la que la dictadura de Nicolás Maduro busca paliar una escasez de combustible agudizada durante la cuarentena por la Covid-19.

En 200 de las más de 1.500 dispensadoras del país, se venderá «libremente» el litro de gasolina a 50 centavos de dólar, mientras que en las otras, el gobierno promete combustible altamente subsidiado a un equivalente de 0,025 dólares el litro, marcando un alto diferencial. Además, durante noventa días será gratis para el transporte público y de carga de alimentos y bienes esenciales, reseñó AFP.

El anuncio, con vigencia desde el 1 de junio, ocurre junto a una «flexibilización» del confinamiento que incluirá la reactivación de entidades bancarias y otros sectores económicos.

En principio se suministrará gasolina por terminal de la matrícula de los vehículos, a excepción de las bombas privadas, donde el suministro será libre.

El éxito en la privatización estará determinado por la capacidad de los empresarios de sostener el flujo de importaciones frente a las sanciones de Estados Unidos, considera Henkel García, director de la firma Econométrica.

«El mundo privado va a tener mejor manera de lidiar con las sanciones», observa en alusión a las medidas que prohíben a ciudadanos y empresas estadounidenses tranzar negocios con Pdvsa.

Pero si no existe garantía de que las importaciones privadas se mantengan en el tiempo «la escasez se va a mantener», estima Carlos Mendoza Potellá, asesor del Banco Central de Venezuela, que no obstante saluda «una medida apropiada» que llega en el «momento apropiado».

«No hay ninguna garantía de cuánto va a durar este suministro y que vuelvan a llegar otros barcos, Irán no tiene cómo convertirse en un proveedor interoceánico permanente, y sin las refinerías operativas la escasez va a continuar», asomó.

La actividad de las refinerías venezolanas se ha desplomado junto a su producción de crudo, lo que provocó acusaciones de impericia y corrupción.

Carros fantasmas

Con el precio subsidiado, un tanque de 40 litros se podrá llenar por el equivalente a un dólar. En las gasolineras privadas, ese mismo tanque costará 20 dólares.

Esa brecha recuerda experiencias como la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), un sistema cambiario que funcionó durante más de una década con un gigantesco diferencial entre tasas oficiales y el mercado paralelo, alimentando una multimillonaria corrupción.

«Van a aparecer carros fantasmas y cédulas fantasmas, ese riesgo existe», advirtió Potellá. La diferencia sustancial «es motivo de apetencia para hacer lo que se hacía con Cadivi», subrayó.

Otra posibilidad es una caída en la demanda, estima García, basado en el estado de la economía venezolana, que acumula seis años de recesión y salarios devorados por la hiperinflación.

La demanda «tiene que ser muchísimo menor por la capacidad de compra que tiene el venezolano hoy en día, es un golpe muy duro para el bolsillo», subraya.

En contraste, prevé que la gasolina a 50 centavos de dólar podría frenar el «contrabando» a Colombia, aludiendo a un fenómeno que solo se invirtió recientemente por la severa merma, obligando a venezolanos de estados fronterizos como Táchira y Zulia (oeste) a comprar gasolina colombiana.

Además, «es probable que la gasolina barata va a ir disminuyendo con el tiempo por los limitados flujos de divisas del gobierno», completa García.

¿Quiénes son los empresarios?

Al exponer la nueva «política de hidrocarburos interna», el presidente Nicolás Maduro dio la bienvenida a empresarios que estarán a cargo de importar combustible, sin dejar claro quiénes son y si existió un proceso previo de licitaciones. Tampoco detallaron cuáles son las 200 gasolineras asignadas.

«Espero que el gobierno de Estados Unidos no persiga a los empresarios privados que traen la gasolina», dijo Maduro, que achaca la falta de combustible a los obstáculos para importarla por las sanciones de la administración de Donald Trump, que lo tilda de «dictador».

Por su parte, el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, afirmó este domingo que se trata de «empresarios privados que han solicitado una licencia para vender» y utilizarán «un marcador de referencia» basado en los mercados internacionales.

Para Potellá, debido a las sanciones «todo lo que se haga son parches», pues el país seguirá necesitando importar gasolina y aditivos para producirla.

«Venezuela está sancionada y sus refinerías paralizadas», recalcó.




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