Charles Gounod, nacido el 17 de junio de 1818 en París, es una figura prominente en la música clásica francesa del siglo XIX. Su madre, una pianista talentosa, fue su primera maestra de música, inculcando en él una profunda apreciación por el arte desde una edad temprana. Este entorno musical sentó las bases para su desarrollo como compositor, y su talento natural lo llevó a ingresar al Conservatorio de París a la edad de 21 años, donde estudió bajo la tutela de maestros destacados como Fromental Halévy y Jean-François Lesueur.
En 1839, Gounod ganó el prestigioso Premio de Roma con su cantata "Fernand". Este galardón le permitió estudiar en la Villa Medici en Roma, donde fue profundamente influenciado por la música sacra, especialmente la de Palestrina. Durante su estancia en Italia, Gounod también tuvo la oportunidad de estudiar la obra de los maestros del Renacimiento y el Barroco, lo que tuvo un impacto duradero en su estilo compositivo, particularmente en sus obras religiosas.
A su regreso a París, Gounod se embarcó en una carrera como compositor de óperas y música sacra. Su primer éxito operístico llegó en 1851 con "Sapho", pero fue su ópera "Fausto" (1859) la que lo catapultó a la fama internacional. Basada en la obra homónima de Goethe, "Fausto" se convirtió en una de las óperas más interpretadas de su tiempo, apreciada por su melodiosa música y su emotiva narrativa. Esta obra sigue siendo un pilar del repertorio operístico mundial.
Además de sus óperas, Gounod es ampliamente conocido por su música sacra. Entre sus composiciones más destacadas en este género se encuentran el "Ave María", una meditación sobre el primer preludio del "Clave bien temperado" de Johann Sebastian Bach, y la "Misa de Santa Cecilia". Estas obras reflejan su profunda espiritualidad y su habilidad para combinar la sencillez melódica con una profunda expresión emocional.
La vida personal de Gounod también estuvo marcada por su profunda fe religiosa. En varios momentos de su vida, consideró la posibilidad de convertirse en sacerdote, y sus escritos y correspondencia revelan una constante lucha entre su vocación artística y su espiritualidad. Esta dualidad se manifiesta en su música, que a menudo busca elevar el espíritu y reflejar la belleza divina.
Gounod era conocido por su amor a los animales, especialmente a los gatos. Tenía un gato al que apreciaba mucho y que solía estar a su lado mientras componía. Un día, mientras trabajaba intensamente en una nueva pieza, el gato saltó sobre el piano y comenzó a caminar por las teclas, produciendo una cacofonía de sonidos discordantes.
En lugar de enojarse, Gounod se echó a reír y comentó en voz alta: "¡Ah, mi querido amigo, parece que tienes talento para la música contemporánea!" Decidió dejar que el gato siguiera "componiendo" por un rato, disfrutando del momento. Luego, en broma, añadió: "Creo que tendré que incluirte en los créditos de esta pieza como coautor."
Esta anécdota muestra el lado más ligero y juguetón de Gounod, destacando su sentido del humor y su amor por los animales. También ilustra cómo encontraba alegría y relajación en los pequeños momentos de su vida diaria, incluso en medio de su trabajo creativo.
A lo largo de su carrera, Gounod se mantuvo activo en la escena musical parisina, tanto como compositor como director de diversas instituciones musicales. En 1870, durante la Guerra Franco-Prusiana, se trasladó a Londres, donde vivió varios años y compuso diversas obras, incluyendo una "Misa de Pascua" y música incidental para una producción de "Medea". Su estancia en Inglaterra también le brindó la oportunidad de dirigir coros y orquestas, consolidando su reputación internacional.
La relación entre Charles Gounod y Venezuela es un aspecto menos conocido de su vida, pero significativo en términos de intercambio cultural y educativo. Durante la década de 1860, Gounod entabló amistad con José Antonio Páez, durante su exilio en París.
José Antonio Páez era un admirador de la cultura europea y tenía un gran interés en promover el desarrollo de la música en Venezuela. A través de su relación con Gounod, Páez buscó el consejo del compositor para mejorar la educación musical en su país. Esta conexión ayudó a fomentar un ambiente de intercambio cultural entre Europa y Venezuela, beneficiando el panorama musical venezolano.
Además, Gounod tuvo la oportunidad de conocer y colaborar con músicos venezolanos que viajaban a Europa para perfeccionar sus habilidades. Esta interacción no solo permitió a los músicos venezolanos aprender de uno de los compositores más renombrados de la época, sino que también facilitó la difusión de ideas y técnicas musicales avanzadas en Venezuela.
El interés de Gounod en la música sacra y su compromiso con la educación musical resonaron en Venezuela, donde la música religiosa tenía una fuerte presencia. Su influencia se puede ver en la manera en que la música sacra venezolana de finales del siglo XIX comenzó a incorporar elementos estilísticos europeos, reflejando un proceso de enriquecimiento cultural mutuo.
Charles Gounod falleció el 18 de octubre de 1893 en Saint-Cloud, cerca de París. Su legado perdura no solo a través de sus composiciones, sino también en su influencia sobre generaciones posteriores de músicos y compositores. Su habilidad para fusionar la ópera y la música sacra con una sensibilidad melódica y emocional lo coloca como una figura central en la música del siglo XIX, y su obra sigue siendo interpretada y apreciada en todo el mundo.
A propósito de Charles Gounod, invito a escuchar la canción “Repentir (O Divine Redeemer)” a cargo de la gran mezzo soprano Jessye Norman. https://youtu.be/jF0tiuas02o?si=Dx-ZP878jX1_QpLu