El presidente de Argentina, Mauricio Macri (Foto EFE)

La visita de Estado que el presidente de Argentina, Mauricio Macri, comenzará este miércoles a España va a suponer el comienzo de una nueva etapa en la relación bilateral, después de cuatro años en los que estuvo marcada por la frialdad entre los Gobiernos de Mariano Rajoy y Cristina Fernández.

Macri, que ha llegado a primera hora de la tarde al aeropuerto de Barajas, abrirá mañana su agenda oficial, que se prolongará hasta el sábado con un intenso programa de actos de carácter político, económico y cultural.

Se trata de la primera visita de máximo nivel de un jefe de Estado argentino desde que Cristina Fernández estuviera en Madrid en febrero de 2009.

Por aquel entonces, la amistad entre ambos países gozaba de buena salud por la afinidad ideológica con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

La presidenta aseguró entonces que el vínculo estaba en su punto óptimo en el 99% de los temas, aunque admitiendo la discordia que había en torno a la expropiación decretada en 2008 de Aerolíneas Argentinas, propiedad del grupo español Marsans.

El punto de inflexión llegaría con la llegada al poder de Rajoy, a finales de 2011, en paralelo al segundo mandato de Fernández en la Casa Rosada, a cuya toma de posesión asistió el entonces príncipe Felipe.

El detonante del deterioro de los lazos bilaterales fue la expropiación a Repsol de YPF, que pasó a manos del Estado argentino con el pretexto de declarar de «interés público nacional» el sector de hidrocarburos.

A pesar de la llamada del rey Juan Carlos a Fernández para interceder y del viaje a Buenos Aires del entonces ministro de Industria, José Manuel Soria, el Gobierno kirchnerista dictó la orden el 16 de abril de 2012, lo que provocó la reacción furibunda de España.

«Argentina se ha dado un tiro en el pie y lo que más me preocupa es que esto supone el corte, o por lo menos la desconfianza, en unas relaciones realmente fraternales durante muchísimo tiempo», advirtió el entonces ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.

El Gobierno español anunció medidas «claras y contundentes» contra Argentina y convocó a su embajador en Madrid, Carlos Bettini, para mostrarle su malestar por una decisión que podía causar al país sudamericano «un perjuicio irreparable», según García-Margallo.

La peor crisis diplomática en 30 años tuvo, entre otras consecuencias, la interrupción de las visitas de alto nivel.

Fernández no acudió a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz en octubre de 2012 -aunque lo achacó a motivos médicos, no al asunto de Repsol- y en su lugar envió a su vicepresidente, Amado Boudou.

La interlocución con Rajoy se limitó a algunos encuentros en las cumbres del G20 y de ámbito latinoamericano, puesto que la única ocasión en la que estuvo en Buenos Aires fue en septiembre de 2013 para asistir al anuncio de la sede olímpica de 2020, a la que aspiraba Madrid.

La falta de química y el distanciamiento entre los dos gobiernos también provocaron que la reunión bianual del Plan de Asociación Estratégica entre España y Argentina, firmado en junio de 2006, quedara empantanada, y está pendiente desde 2011.

El único gesto de distensión lo propició el acuerdo sellado a finales de 2013 sobre la compensación a Repsol por la expropiación de YPF, cifrada en unos 5.000 millones de dólares.

La presidenta argentina llamó a Rajoy para agradecer las gestiones que facilitaron el trato, en el que también medió el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.

La pérdida del control de Repsol sobre YPF causó que España pasara a ser el segundo inversor en Argentina, superado por Estados Unidos, aunque manteniendo un fuerte peso económico.

La llegada al poder de Macri a finales de 2015 generó la alegría del Gobierno de Rajoy, ansioso por «recuperar la normalidad» con Argentina y de que las relaciones pasen a ser «espectaculares», como deseó García-Margallo en Buenos Aires poco antes del relevo en la Casa Rosada.

Es la aspiración compartida del Gobierno argentino, en opinión del embajador en Madrid, Ramón Puerta, para el que «el enfriamiento ha concluido» y la visita de Macri «representa el final de esa etapa».




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