Aguas negras
Las aguas negras están por toda la comunidad Los Naranjos del sur de Valencia (Foto: Dayrí Blanco)

Son muchas las preocupaciones que pasan por la mente de Alejandra González. Ella no solo convive con la precariedad económica, sus dos hijos, una sobrina y un nieto a cargo, todos menores de edad, sino con una serie de insectos y roedores que entran a su casa como consecuencia del desbordamiento de las aguas negras.

Ella vive en la calle El Amor del barrio Los Naranjos del sur de Valencia, donde desde hace más de 12 años está colapsado el sistema de cloacas y en estos momentos hasta las paredes de las viviendas se están fracturando.

La humedad a lo interno de las casas es severa, “se están abriendo hasta huecos”. Las tanquillas que suelen estar en el área de las jardinerías de los porches o en las aceras, están obstruidas. “Tuvimos que taparlas porque lo que sale de ahí son ratas a toda hora”.

Ella teme por la salud de los cuatro niños que atiende a diario. “Si agarran una infección, un virus… Los antibióticos están muy caros, así como los remedios para la fiebre, y uno no tiene recursos para eso”.

Así como tampoco lo tiene para hacer algo por mejorar las condiciones en su casa, donde las pocetas, los lavamanos y hasta el lavaplatos están obstruidos, y desde donde solo salen aguas servidas.

Nadie da soluciones

En 12 años son varias las personas que han pasado por esa calle y llenan de esperanza a sus habitantes. “Siempre cuando hay elecciones vienen, prometen y prometen, pero nunca arreglan nada. Ya estamos cansados”, expresó Lolimar Vitriago.

En su vivienda y en otras cercanas, tuvieron que hacer un muro de cemento en la puerta de la entrada para evitar que se inunde con cada precipitación que provoca que el agua de la lluvia se mezcle con el de las cloacas.

En otras casas, como la de Carmen Villegas, optaron por abrir un hueco en la pared que da hacia la calle para poder drenar por ahí el agua que entra.

Solo en una oportunidad parecía que harían algo por ellos. Llegó una cuadrilla de Hidrocentro, rompió la calle y no regresó más. Desde entonces en esos huecos se acumula el agua y la situación empeoró.

Las cloacas no son su único problema. Ellos también enfrentan severas fallas con el suministro de agua. Con suerte les llega dos veces a la semana, pero la norma es que pasen hasta 15 días sin que salga nada de las tuberías.

Ante tanta desidia se sienten olvidados por las autoridades. “Más que abandonados estamos. De nosotros nadie se acuerda”.




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