Es todo un drama. En Parque Valencia las despedidas son cada vez más frecuentes. Son muchos los que se sienten desplazados, que salen huyendo de sus hogares porque no aguantan los embates de una crisis que parece quedarse instalada en la urbanización.
Ahí, en esa comunidad de la parroquia Rafael Urdaneta que era habitada por más de 25 mil personas, lo que reina es la soledad. Sus calles están vacías siempre, y la mayoría de las casas son ocupadas por residentes de la tercera edad que vieron partir a sus hijos y nietos.
Ellos, quienes aún están en el lugar, padecen de uno de los mayores problemas de ese sector: la falta de conectividad. Hace tres años fueron robados los cables de Cantv y, aunque se hicieron las gestiones pertinentes, prescinden del servicio y no pueden ni comunicarse con sus familias que están en el exterior.
Fueron alrededor de cinco kilómetros de fibra óptica las que se llevaron en esa oportunidad en Parque Valencia, y que también causó la afectación a quienes viven en la urbanización Santa Inés.
La figura de los desplazados en Parque Valencia no es nueva, solo que ahora son más conscientes de eso. Inició hace más de una década con las invasiones de terrenos en el lugar, con lo que los índices delictivos empezaron a crecer.
Esto provocó que las viviendas en el sitio perdieran valor de forma dramática. “Están vendiendo las casas a precios muy por debajo de lo que debería ser. Pero la gente lo hace por huir de aquí”, relató José Landaeta, vecino de la comunidad.
Problemas en crecimiento
En Parque Valencia los problemas se renuevan. Nada se soluciona. Solo dos veces a la semana cuentan con agua en sus tuberías, pero no forma periódica. “Una vez que llega pueden pasar 15. 20 y hasta 15 días para que vuelvan a suministrarnos el servicio”.
La mayoría instaló tanques para abastecerse, pero la población de la tercera edad que está sin sus familias no tomó esa previsión. Son los vecinos quienes los apoyan y auxilian con la compra de botellones o el llenado de tobos.
A esto se suma la ruptura de tuberías de aguas negras que inundan varias calles de la urbanización. “Eso ha causado enfermedades en muchas personas”. Y, aunque han ido a reportar la falla en Hidrocentro, las respuestas son nulas.
También tienen más de 372 postes de alumbrado público sin funcionar en Parque Valencia, lo que se ha convertido en el mejor aliado de la delincuencia, mientras que quienes se enferman no cuentan con asistencia médica oportuna porque el ambulatorio está sin insumos. “Hay muchas personas que están en casa contagiadas con COVID-19 y no reciben atención”.
Y durante la pandemia los niños y jóvenes no tienen espacio para el esparcimiento porque las canchas y parques están inmersos en un profundo descuido entre el monte y la delincuencia que se refugia ahí.