comunidad
Los vecinos pagan con comida para que trabajadores de la alcaldía y la gobernación echen relleno en las calles de la comunidad (Foto: Dayrí Blanco)

Ellos se sienten abandonados. Les ha tocado enfrentar una serie de precariedades con las autoridades regionales y municipales dándoles la espalda. Ya saben que solo tienen dos alternativas para solventar parte de sus problemas: ofreciéndoles unos cuantos kilos de comida a quienes integran las cuadrillas de limpieza y aplicando la autogestión.

Son 235 familias las que habitan en Fundación Brisas de Apasuval, al sur de Valencia, y que se organizan para sortear que solo dos de 17 calles de la comunidad están asfaltada. El resto es de tierra y con grandes huecos.

Hay algunos tramos de la vialidad que tiene relleno de piedras, gracias a que los vecinos les dan alimentos a quienes pasan por el lugar en camiones, con sus uniformes que los identifican como personal de instituciones públicas, para que echen escombros.

“Ni el gobernador ni el alcalde vienen a hacer algo por el barrio, solo se acercan cuando necesitan que votemos por ellos… Les damos arroz, pasta, harina a los de las cuadrillas para que echen piedras en las calles, de lo contrario, no vienen más”, relató Rafael Mercado, quien tiene 14 años viviendo en la zona.

Autogestión como única solución

Cada vez que llega la temporada de lluvia el temor es el mismo para quienes residen en esa comunidad del sur de Valencia, por cuya entrada pasa el caño La Yuca que se desborda contantemente.

En casa de la hija de Zamary Veliz la historia se ha repetido varias veces. “Toda el agua va para adentro, hemos perdido corotos porque el agua nos llega más arriba de la cintura y eso es algo que todo el mundo lo sabe”.

Salir de cualquiera de las viviendas tras la lluvia es todo un reto. “Lo hacemos chapaleando barro y ligando que tengamos unas buenas chancletas porque si no nos resbalamos y nos damos un buen golpe, sobre todo los de la tercera edad”.

comunidad
Cuando llueve las calles se llenan de barro (Foto: Dayrí Blanco)

Son ellos mismos, como vecinos organizados, quienes se encargan de la limpieza de la maleza y de sacar todo lo que puedan del cauce del canal, porque ya son años los que tienen sin ver las maquinarias que deben enviar las autoridades para hacer el mantenimiento preventivo.

También han asumido la instalación del alumbrado público con las herramientas e implementos que cada uno pueda aportar. “Hay calles que nosotros mismos hemos metido la luz con un alambre, o una guaya, con lo que podemos”, dijo Mercado.

Mentiras tras mentiras

Ya han pasado más de 10 años desde la última vez que una autoridad invirtió recursos en el lugar. Fue Edgardo Parra en 2012 quien fue a inaugurar una torre de iluminación, de la que ya se robaron los cables y está sin funcionar.

Ese día, Alexis Rodríguez se le acercó para decirle que necesitaban asfaltado y un pozo de agua. “Me dijo que eso ya estaba listo, y le formó un problema a uno de los que estaba con él porque ya los cheques estaban firmados. Pero fue pura falacia”.

Incluso, el problema con el suministro de agua no ha sido solventado. Zamary relató que solo les llega por tubería los lunes en la tarde por 24 horas en las que tienen que llenar los tobos, tanques y todo tipo de envases que tengan para poder abastecerse.

En Fundación Brisas de Apasuval ya saben que están solos. Así se sienten y así siguen enfrentando su realidad. Ellos ya no confían en promesas de campañas electorales, solo exigen acciones.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.