Ser líder es aprender a ser persona”. Adaptación a cambios, comprensión de situaciones, y generación rápida de ideas, dejan ver dónde hay un líder, presente y en acción. Vivir en el momento histórico, social y político adecuado, son claves de un liderazgo eficiente. El líder se administra bien en la dificultad, en situación de caos, y aprendió a manejarse con naturalidad en eventos complejos.

Debemos desarrollarnos como genuinos líderes, porque las sociedades necesitan liderazgos sólidos

¡Todos podemos hacernos líderes, porque preexiste una condición de “oferta y demanda” sobre buenos dirigentes sociales! Debemos desarrollarnos como genuinos líderes, porque las sociedades necesitan liderazgos sólidos. Líderes capaces para resistir las apremiantes condiciones políticas, sociológicas, económicas y psicológicas, de los tiempos modernos. Personas que demuestren tener un valor relativo sobresaliente (en liderazgo) para operar, eficientemente, en circunstancias concretas de tensión y toma de decisiones oportunas. Definimos el sentido trascendente del liderazgo, cuando afirmamos que para poder hacer liderazgo, antes tenemos que comprender el sentido de ser líderes. Es una combinación pragmática y virtuosa: ¡Ser líder es ser persona!

El líder es un organizador del “caos”… Entender el liderazgo, es captar la relación íntima que se desarrolla entre el líder y sus seguidores. Esta realidad es una premisa probada, pero aún seguimos investigándola. Para eso, preguntamos, ¿qué hacen los buenos líderes, los líderes eficientes? ¿Cómo interrelacionan sus acciones los líderes, para cumplir sus funciones de liderazgo? En primer lugar, necesitamos identificar qué hacen esos buenos líderes. El elemento más relevante del liderazgo –quizás– está al principio, cuando el líder define la realidad a sus seguidores. Este instante es crucial. Es entonces cuando se “abre”, o no, el proceso del liderazgo. Momento influyente, porque el líder presenta a sus seguidores la realidad con la que se entenderán todos -líder incluido-. Es un momento grande, “mágico”, con valor emocional y estratégico: un verdadero “juego de ilusiones”. El líder le da sentido y significado al momento a vivir (y a compartir), aun cuando esta realidad (reelaborada por la visión del líder) no sea agradable, ni le guste a los seguidores. Es, entonces, cuando se prueba la habilidad del líder para construir nuevas realidades con sentido, y puentes para sobrepasar obstáculos, a partir del “caos” inicial que existía para los seguidores. ¿Cómo explicar el efecto psicológico del buen líder, durante esta etapa esencial? Nada es extraordinario, pero sólo los líderes genuinos saben hacerlo. La clave está en que el líder, al organizar el caos que existía, hace bajar los niveles de ansiedad, de confusión y de desorientación de quienes le seguirán. A ninguna persona le agrada vivir bajo la presión psicológica de la inseguridad y la angustia. Quien interprete en positivo la situación confusa, y la presente sencilla y sin ambigüedades, ése será el líder. Los seguidores estarán agradecidos. Estos mismos seguidores se dirán, entonces: ¡No era tan difícil la cosa! ¡Ganó el equipo!

Concluyamos con optimismo… El liderazgo es una extraordinaria relación psicosocial, que ocurre desde la conformación de sociedades y grupos humanos. Necesitamos el buen liderazgo: Necesitamos el coraje, la generosidad y la credibilidad presentes, como virtudes, en el liderazgo. Las sociedades nacionales, regionales, empresariales, educacionales y políticas, lo necesitan…




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