Las lluvias en el norte de Perú han comenzado a bajar su intensidad, tras varias semanas de inundaciones que dejaron miles de afectados, pero la angustia ha comenzado a apoderarse de los damnificados que perdieron todo y no saben dónde podrán establecerse de nuevo, según expresaron hoy en sus refugios.
«Aquí estamos, el agüita nos ha encerrado, nadie trabaja porque no hay trabajo», comentó Rosa Moro Estrada, de 69 años, a Efe, sentada en medio de dos carpas de damnificados en el campamento levantado en el kilómetro 980 de la carretera Panamericana norte.
La señora Rosa es una de los cientos de pobladores del Pozo de los Ramos que huyó hace nueve días del desborde del río Piura hasta este refugio levantado por Defensa Civil y el Ejército, en las afueras de la ciudad de Piura, en la costa norte de Perú.
El campamento tiene capacidad para 10 mil personas, según informó a Efe el coordinador de emergencias de Unicef en Perú, José Vásquez, pero actualmente hay menos de 4 mil personas, de las cuales 40 % son niños.
«Los índices de desnutrición y anemia están en más riesgo ahora», afirmó Vásquez.
La asistencia alimenticia llega al campamento en distintos momentos del día, proporcionada por empresas o personas particulares, pero desde esta semana es menor a la recibida en los primeros días.
En la ciudad de Piura, la capital regional, la actividad vuelve a su normalidad, después de haber estado anegada por el desborde del río del mismo nombre por las torrenciales lluvias.
Las inundaciones por las intensas lluvias dejaron 27 mil 981 damnificados en la región Piura, una de las más afectadas, de los cuales 9 mil 844 son menores de cero a 17 años, y un total de 287 mil 336 afectados en esta zona del país.
La emergencia climática por el fenómeno del Niño costero, que ha dejado 101 muertos en Perú, ha causado además el colapso de 3 mil 312 casas en Piura y causaron daños en mil 700 escuelas y 600 centros de salud.