Lorent Saleh lleva tres años y un mes detenido sin habérsele realizado la audiencia preliminar, que ha sido aplazada en 41 oportunidades.
Este miércoles el juez Edecio Velásquez, titular del Tribunal Sexto de Control del Area Metropolitana de Caracas, difirió nuevamente la audiencia. Para los familiares de Saleh, esto representa una fragante violación a lo establecido en el Código Penal Venezolano que indica que la preliminar debe efectuarse en un lapso no mayor de 20 días después del arresto.
De no iniciarse un juicio luego de dos años de la aprehensión, detallaron los familiares, el imputado debe salir en libertad inmediatamente según el código. Lorent Saleh acumula 3 años y un mes recluido en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), antes en Plaza Venezuela y ahora en «el Helicoide».
Al también presidente de «Operación Libertad» el gobierno lo acusa, mediáticamente, de terrorista, pero los delitos por los cuales se le detiene son expedición indebida de certificados falsos, facilitación de ingreso ilegal de extranjeros y falsificación de documentos. En más de tres años, el tribunal no ha admitido los delitos.
El pasado 8 de julio, la fiscalía 20° Nacional que lleva el caso contra el activista político, solicitó ante el juzgado 6to. de control su excarcelación a través de un escrito, difundido también por las redes sociales, solicitud sobre la cual el juez aún o decide, como tampoco lo hace con respecto a la asistencia médica requerida por el activista detenido.
Los familiares de Saleh reiteraron que, al ser injustamente encarcelado, fue condenado a una muerte lenta. «¿De qué vale a los jueces diferir 41 veces la libertad de un joven que el mundo entero sabe que es inocente? Con eso lo están condenando a morir, porque además todos sabemos que desde hace más de dos años le niegan la atención médica como forma de tortura y castigo. Ustedes, señores jueces, serán 41 veces culpables de lo que ocurra con Lorent Saleh. Libérenlo ya».
Juan Daniel Tapia, director de «Operación Libertad Internacional» se preguntó: «¿Cuánto más debe esperar y sufrir un joven que ya ha sido duramente castigado, y al cual se le ha comprometido su salud por negligencia y omisión? Hoy al llegar al vergonzoso número de 41 audiencias diferidas sólo se refleja el horror que es capaz de articular un sistema judicial viciado. Se evidencia una vez más el sufrimiento y calvario que ha vivido este joven, así como su familia. Sólo queda una reflexión por hacer: ¿quiénes son realmente los terroristas?».
