Un centenar de solteros búlgaros con trajes tradicionales y envalentonados con no poco aguardiente se arrojaron hoy al río Iskar para rescatar una cruz y conmemorar el bautismo de Jesús en el Jordán.
La escena en el pueblo montañoso de Zverino, a un centenar de kilómetros de Sofía, se repite en numerosos lugares de Bulgaria en una tradición de siglos dentro del cristianismo ortodoxo del país balcánico.
Mientras que para los católicos en la Epifanía se conmemora la revelación de Jesús a la humanidad con la visita de los Reyes Magos, para los cristianos ortodoxos es el día en que Juan Bautista bautizó a Jesús en las aguas del río Jordán.
Al amanecer los solteros se lanzan a las aguas invernales para rescatar una cruz lanzada por un sacerdote desde una puente y el primero en recuperarla recibe una bendición.
La fiesta, en la que se baila en el agua a ritmo de gaitas y se cantan canciones de hace siglos, ha trascendido incluso el ámbito religioso y es hoy día un fenómeno turístico.
A diferencia de años anteriores las temperaturas en el país balcánico este 6 de enero se encontraban algo por encima de los cero grados y no había nieve, lo que hizo que el reto de meterse en el agua no fuera tan terrible como en otras ocasiones.
En los últimos años la tradición en el pueblo de Zverino ha ganado bastante fama y cada vez son más los turistas y curiosos que acuden al lugar.
El nombre de Zverino proviene de su fundador, Nino, que, según la leyenda, decidió hace más de cuatro siglos construir una casa en un entorno entonces salvaje y con muchos lobos, por lo que le pusieron el apodo de Zver Nino, literalmente “Nino la bestia”.
“Aquí somos balcánicos puros, descendientes de Nino, por lo que somos fuertes y de firme carácter y hábitos”, bromeó en declaraciones a Efe Nayden, uno de los solteros que tras tomar durante toda la víspera vino y aguardiente se arrojó al agua para rescatar la cruz.
Según la tradición, los “salvadores” de la cruz deben “calentarse” durante la noche anterior, en un remedo de la Ultima Cena con bebidas alcohólicas, al parecer un ingrediente clave para reunir el coraje necesario para entrar en el agua invernal.
Pero antes del baño los solteros se reunieron en el centro del pueblo y desde allí marcharon entre sonido de tambores hasta la iglesia, donde participaron en una liturgia ortodoxa.
Desde allí una muchedumbre, liderada por el sacerdote y entonando canciones folclóricas y patrióticas, hizo una procesión hasta orillas del río Iskar.
El baile a ritmo de instrumentos tradicionales como gaitas y el chapuzón para rescatar la cruz, algo que se hace en numerosos lugares del país donde hay un río, lago o a orillas del mar, asegura, según la tradición, una salud de hierro.
“Con la temperatura del aire de dos grados por encima de cero y tanto del agua, la diferencia con mi cuerpo es de más de treinta grados. Por eso se necesita un remedio y este se llama aguardiente de 40 grados”, explica Martin, de 25 años y vecino de Zverino, antes de entrar en el río.
Los preparativos para el baño helado se realizan en todos los lugares donde se cumple la tradición y especialmente en pueblos pequeños como Zverino casi nadie duerme durante la víspera.
Tras entrar en el agua empiezan a bailar y cantar mientras esperan a que el pope lance una cruz al río, que los ateridos devotos corren a rescatar y festejan con más bailes.
La lucha por ser el salvador es ficticia, ya que la tradición marca que sea el participante más joven el que se haga con ese honor y reciba así la bendición del sacerdote, que le garantiza salud durante todo el año.
También es habitual los jóvenes lancen agua al público, ya que se cree que esta es sagrada porque el río ya se considera bautizado después de caer la cruz en él.
