La mesa de la legitimación continuista está servida de parte de la hegemonía, con las anunciadas «elecciones presidenciales» del 22 de abril. De parte de la oposición, un gran sector de la misma no se quiere sentar en esa mesa, otro sector no sabe qué hacer o cómo presentar a la opinión pública su deseo de sentarse –así sea con silla prestada-, y otro sector ya se sentó.

Es lamentable que ello sea así. Pero la mala política es, en el fondo, pura manipulación para engatusar al pueblo y satisfacer los intereses particulares de ciertos factores, por lo general de carácter patrimonial, o más bien depredador. A buen entendedor, pocas palabras…

¿Es inexorable que la mesa se mantenga servida hasta la anunciada fecha comicial? En teoría no. Pero en la práctica, haría falta que el llamado de protesta fuera tan sonoro, que los “comensales” se levantaran de la mesa, o finalmente optaran por no sentarse en silla prestada. Pero palabras más o palaras menos, no creo que la composición de la “mesa electoral” vaya a cambiar. De un lado Maduro, del otro Falcón, y quizá algún personaje más bien folklórico, y todo este tinglado le da material a las voceras del CNE para hablar de la “fiesta de la democracia”.

El favor que los comensales que se identifican con la “oposición”, le están haciendo a Maduro y los suyos es de marca mayor. No diría que impagable, porque pagable debe ser. Pero sin duda que favorece la ya precaria posición de Maduro, lo que significa que desfavorece la aspiración democrática y de cambio efectivo de la abrumadora mayoría de los venezolanos. Y tal proceder se realiza a contracorriente –al menos formalmente—de otros factores que integran a la Mud. Las presiones o los incentivos deben ser muy intensos.

La hegemonía es un horror, y parte de ello es su habilidad para moverse en el tablero político interno. No parece que lo haga por talento estratégico o pulso táctico, sino acaso por motivos más metálicos, que siempre queda algo en las arcas, a pesar de la ruina profunda y extensa de Venezuela. Estas cosas tienen que decirse. No afrentan la verdad sino la difunden.
La mesa de las elecciones hiper-fraudulentas no estaría servida si el único comensal fuera Maduro. Pero ya hay otros comensales, y uno de ellos, Henri Falcón, tiene suficiente publicidad como para apuntalar a esa mesa y convalidar el convite.

flegana@gmail.com




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