Los niños de hoy tienen más fuerza de voluntad que los que crecieron en la década de 1960 porque la tecnología los ha hecho más inteligentes, entre otros motivos, según un estudio publicado este lunes en la revista especializada Developmental Psychology.

Es la principal conclusión de una investigación dirigida por psicólogos de la Universidad de Minesota (EE.UU.) que determinaron que los menores pueden esperar durante más tiempo a ser premiados a cambio de una recompensa mayor.
«Aunque vivimos en una era de gratificación instantánea donde todo parece estar disponible de inmediato a través de teléfonos inteligentes o internet, nuestro estudio sugiere que los niños de hoy pueden retrasar la gratificación más tiempo que los niños de los años 60 y 80», apuntó la autora principal, Stephanie Carlson.
Durante la prueba, los investigadores prometieron a los menores que podrían comerse dos malvaviscos (o nubes dulces) si no tomaban uno mientras los dejaban solos en una habitación durante 20 minutos.
Los niños que participaron en este estudio de 2012 esperaron un promedio de dos minutos más que aquellos que realizaron la misma prueba en los años 60 y, por lo tanto, «es más probable que tengan éxito» en el futuro, indicaron los investigadores.
Una explicación a esta diferencia es que en las últimos décadas ha habido un aumento de los Coeficientes Intelectuales (CI) entre los niños, un incremento relacionado con las mejoras tecnológicas y un mayor acceso a la escolarización.
Los psicólogos señalaron que la tecnología «da a los niños una visión global del mundo» y ayuda a «desarrollar más rápido» sus habilidades.
Los resultados de esta prueba contradicen los argumentos que apuntan que los avances tecnológicos han hecho que los niños sean más impacientes.
El equipo de la Universidad de Minesota realizó una encuesta en línea a 358 adultos estadounidenses, a los que se les preguntó cuánto tiempo pensaban que esperarían los niños de hoy en comparación con los niños en la década de 1960.
Alrededor del 72% señaló que los niños de ahora no esperarían tanto tiempo como los de la década de los sesenta, mientras que el 75 % opinó que los niños de hoy «tendrían menos autocontrol».
«Estos hallazgos sirven como un claro ejemplo de cómo nuestra intuición puede estar equivocada y de la importancia de investigar», argumentó el coautor del estudio, Yuichi Shoda.
Shoda resaltó que si las generaciones pasadas de científicos no hubieran recopilado «sistemáticamente» datos sobre cuánto tiempo esperan los niños en este tipo de experimentos, el equipo no hubiera encontrado estas modificaciones. EFE




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