La ceremonia de entrega de los Premios Nobel empezó hoy en Estocolmo con una puesta en guardia, por boca del presidente de su fundación, Carl-Henrik Heldin, sobre el surgimiento de nuevas tendencias peligrosas que amenazan el mundo que conocemos.

Los líderes mundiales que niegan la responsabilidad del hombre en el cambio climático, la puesta en duda de los Derechos Humanos o el aumento del nacionalismo y el aislacionismo, son algunas de esas tendencias que preocupan «profundamente» a los Nobel.

Ante los nuevos premiados y los reyes Carlos Gustavo y Silvia que presidían el acto, Heldin recordó que hoy se cumplen 70 años de la adopción por Naciones Unidas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en París.

Sin embargo, tanto los Derechos Humanos como la libertad de expresión y la independencia académica se cuestionan cada vez más, lo que es «profundamente preocupante, pues corremos el riesgo de una regresión al tiempo de antes de que existieran, un tiempo gobernado por la ignorancia, el prejuicio y la barbarie».

Aunque el mundo se ha convertido, «de muchas maneras», en un lugar mejor desde finales del siglo XIX cuando vivió Alfred Nobel, Heldin lamentó que en los últimos años se han visto «nuevas tendencias peligrosas en aumento».

Así, calificó de «profundamente preocupante que influyentes líderes mundiales estén negando la conexión, respaldada por abrumadoras evidencias científicas, entre nuestro estilo de vida y el cambio climático, y evitando que se tomen las medidas necesarias».

Esa actitud se detecta también en otros campos, donde «vemos que los hechos, observaciones e informaciones son distorsionados o ignorados», lo que se une -enumeró- al incremento de nacionalismo y el aislacionismo, con restricciones al mercado, el intercambio cultural y los movimientos transfronterizos.

Todo ello «pone en peligro el mundo tal y como lo conocemos», alertó Heldin.

Y señaló la ciencia como una de las soluciones pues «ofrece un contramovimiento a las tendencias aislacionistas y de resistencia a los hechos».

La ciencia, aseguró, «no tiene fronteras y los científicos se mueven con frecuencia entre los países. La ciencia es nuestra ‘lingua franca’ y puede tender puentes entre países y culturas».

Además, «proporciona un terreno común para las interacciones entre personas de todo el mundo» y no solo implica una investigación escéptica, «sino que suele regirse por un espíritu de apertura y tolerancia».

Tras el discurso de Heldin la ceremonia sigue con la entrega de galardones, que reconocen, entre otros, a la tercera mujer en la historia en Física y la quinta en Química en una edición en la que no hay premio de Literatura por la crisis atravesada por la Academia Sueca, debido a un escándalo de abusos sexuales y filtraciones. EFE




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