Luis Vicente León. Foto Diario de Los Andes

En su explicación detalló su posición. “Los que firmamos esa carta no representamos absolutamente a nadie más que a nosotros mismos. Yo firmo esa carta como Luis Vicente León, ni siquiera como Datanálisis, ¿Y a quién represento? A mí. Como cada uno de ustedes tiene derecho a representarse a sí mismo porque de eso se trata, demostrar que tenemos derecho a pedir, a exigir, a luchar por nuestros derechos humanos, económicos, sociales. Que tú no tienes por qué esperar que sea otro el que luche por ti. Que tú también tienes el derecho y el deber – ojo, el deber – de luchar por tu país, por su mejora y por tus hijos».

Los 25 firmantes (de la carta)  de ese momento (ahora son más de 200) representamos a una gente que está sintiendo que no está ocurriendo en Venezuela lo que tiene que ocurrir, que es repensar la estrategia que debemos seguir para resolver los problemas, sentenció León.

“La pregunta que motiva esa carta es: ¿Te parece que lo que hemos hecho hasta ahora funciona? ¿Te parece que la estrategia que se ha seguido para enfrentar al Gobierno venezolano y provocar cambios en Venezuela funcionó? ¿Te parece que Maduro está boqueando y a punto de salir del poder porque nosotros hemos tenido un Gobierno Interino abstracto que no tienen control interno en el país?”.

Para León el país posee una fuerza política que se ha ido separando de la población, que se ha pulverizado en términos de su respaldo popular porque su única propuesta se ha concentrado en sanciones internacionales para el Gobierno, que en definitiva – a su criterio – ni han sacado al Gobierno ni lo han movido, pero sí han amplificado los problemas internos y la crisis de infraestructura o humanitaria.

¿Dice esa carta que la razón de la crisis son las sanciones? No. Les invito a que revisen las críticas a la carta, y se lean la carta, se van a conseguir con una cosa muy simpática: que el 95% de las críticas a la carta son por cosas que la carta no dice. Nos dicen: ¿Por qué ustedes están pidiendo las liberaciones de las sanciones a cambio de nada para facilitar a Maduro su permanencia y darle oxigeno? En esta frase hay como 16 cosas que no cuadran”.

El economista argumenta que la carta no pide liberación de sanciones, pero sí indica que las sanciones no han sido exitosas para cumplir sus objetivos de provocar un cambio de Gobierno y rescatar la democracia.

Añade que la carta dice que las sanciones se establecen como estímulos para provocar negociaciones que nos lleven al cambio, para conseguir liberación de presos políticos, para conseguir rescate electoral, para negociar en la mesa con el otro y pedir algo a cambio, para reinstitucionalizar el país.

“Nos han criticado porque queremos ‘revivir a Maduro’. ¿Ustedes saben lo que significa revivir? Revivir es lo que pasó con Jesús en la Pascua el domingo pasado, para que eso ocurra, debe estar muerto. ¿¡Algunos de ustedes ve a Maduro muerto (derrotado)? Es decir, ¿Quién gobierna? Maduro. ¿Quién controla el territorio? Maduro. ¿A quién le pides tu pasaporte? A Maduro. ¿Quién te da la cédula? Maduro. ¿A quién le pagas impuestos? A Maduro. ¿Quién te da permiso para que puedas entrar una mercancía por el puerto? Maduro. Nosotros no estamos reviviendo a nadie porque nadie se murió. Bueno más bien casi nosotros somos los muertos”.

Puntualiza que los firmantes de la carta lo que están haciendo es reconocer que hay un actor con fuerza, “con mucha fuerza” que se debe considerar en el proceso de negociación para provocar cambios que son a favor de todos.

“En la carta nosotros nos referimos a las sanciones económicas, financieras, petroleras, no nos referimos para nada a las sanciones personales. Estoy dispuesto a asumir riesgos para provocar cambios, yo sí estoy dispuesto a asumir sacrificios para provocar cambios si es verdad que el sacrificio tiene sentido y es posible que provoque ese cambio. La pregunta es: ¿Cuándo usted pasa un año, dos, tres… y no hay un cambio político pero sí hay una agudización de la crisis, te parece que no vale la pena negociar, pensarlo, reestructurarlo?”.

Cortocircuito con la política

León adelantó que los más recientes estudios de opinión sostienen que la población venezolana abandonó la búsqueda de noticias políticas, y ahora la gente está buscando economía, infraestructura, salud, hasta farándula primero que política. A su juicio, la población hizo cortocircuito con la política, porque se siente desesperanzada de que se pueda provocar un cambio. Apenas el 15% de la población venezolana cree que la oposición institucional hoy, es capaz de provocar un cambio de gobierno.

“Eso convive con que cada 7 de 10 venezolanos quieren un cambio de gobierno. Una cosa es que yo no crea que se pueda provocar estas cosas a que yo no quiera, hay una diferencia fundamental, yo quiero pero yo no creo que no pueden (los políticos opositores), así piensa la población, y se desconecta, y al hacer eso debilita el trabajo político porque abandona a sus líderes y la lucha política, así es mucho más difícil luchar por ese cambio”.

Para el economista el reto de la oposición es rescatar la esperanza y la conexión, para hacerlo no puede ofrecerle a la gente hacer exactamente lo mismo que ya hizo, para llegar a donde ellos “te abandonaron”. “¿Dónde está la propuesta nueva? ¿Dónde está el liderazgo nuevo, la estructura nueva, el plan nuevo que estoy dándole a esa población para rescatarla, para conectarla, para generarle la esperanza? No está. Por eso se fracturan, se pelean y eso debilita su posición en el futuro”.

Temor al 2024

Ante este escenario de desesperanza, León considera revisar la experiencia de las elecciones regionales de Barinas, en su análisis esta región demostró que aunque la población podía tener desesperanza en el proceso político, que aunque tuviera líderes no naturales necesariamente, aún así la oposición gana la elección.

“En Barinas estaba pasando lo mismo que en toda Venezuela, la gente también estaba desanimada, desconectada del sistema político… pero los picaron, abusaron de ellos, ellos escogieron y los bajaron de la mula, y entonces esa población reaccionó racionalmente. Se pueden lanzar 60 divisionistas pero la población se puede concentrar alrededor de uno que represente cierto nivel de unidad, y aumento mi votación, porque la población así quiso protestar en Barinas”.

En el criterio del especialista en opinión pública, ese ejemplo de Barinas es el gran riesgo de 2024 de Maduro. Reconoce que es verdad que la oposición está dividida, que hay desánimo, que la gente no le está parando a la política, pero añade que eso no quiere decir “que en un momento de la verdad”, esa población no termine por auto aglutinarse alrededor de algún actor conocido o no, y que por el simple hecho de participar, gane.

“El tema es cómo tomo ventaja de un evento por el que también a Maduro le debe estar dando cierto temor pensar en el año 2024. Claro siempre está la posibilidad de que Maduro no quiera pasar por allí, no asuma ese riesgo y decida lanzarse por un barranco como Nicaragua y vaya a inhabilitar y meter preso a todo mundo y no deje que la gente se aglutine. Aún así en ese escenario se corre el riesgo de que la gente se rebele”.

 

Mejorar no es igual que arreglarse

Sobre las teorías sociales que son objeto de debate en Venezuela y el mundo en torno a si el país se arregló o no, León cree que a la gente le gusta ver las cosas en blanco y negro.

“Decimos: Venezuela está mejorando, y alguien pega el grito: ¡Ah! ¡Está diciendo que Venezuela se arregló! Y te lo dice como en una burla. Pero hay que preguntarse ¿Quién te dijo a ti que mejora es igual que arreglarse? ¿Cómo se arregla un país que tenía una caída entre el año 2013 y 2021 de 75% del PIB, que lo que te queda es una cuarta parte de su capacidad productiva, se pueden imaginar la cantidad de gente que se quedó por fuera. La gente tiene situaciones aún muy complejas, el país no se arregló, aún se va la luz, el agua, hay huecos en las autopistas… eso no quiere decir que nada mejoró”.

Explica que es falso que el país se arregló, pero más del 50% de la población venezolana cree que su situación personal es mejor que la que tenía en el año 2018. Menciona que cuando dice eso un montón de gente por redes sociales lo señalan como comprado, chavista, enchufado. “Eso a mí me tiene completamente sin cuidado. Los reto a que se pregunten si no es menos complicado encontrar alimentos y medicamentos que en 2018”.

Detalla León que la población al operar en moneda extranjera tiene mayor capacidad operativa que en 2018, una parte de la población mejoró en términos de su ingreso.

“La señora de servicio en Caracas que tú contratabas por 15 dólares al mes, hoy cobra 15 dólares diarios. El crecimiento en los costos laborales en las empresas en dólares es brutal. ¿Qué hay detrás de los costos laborales? Gente a la que le pagaron. Hay un parte de la población que logró un incremento de sus ingresos en moneda extranjera, pero eso no es todo el país. “Allí quizás viene la confusión más importante, y es que el país no es uno, si no muchos, por lo menos dos: los que tienen acceso a divisas y los que no lo tienen, y cuando no se tiene acceso a divisas tu situación es dramáticamente peor que en el pasado, porque aunque no tengas acceso a divisas, tus costos en el supermercado son en dólares”.




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