Definitivamente el lunes es el día más difícil de la semana para beneficiarse del servicio de transporte público en Valencia. A primeras horas de la mañana sale un gentío a la calle, pero la mayoría de las camioneticas están ausentes.
Como ya es de conocimiento público, debido a la crisis del transporte en la ciudad, buena parte de los usuarios se ven obligados a trasladarse de un sitio a otro en camiones de baranda, lo cual pone en riesgo su seguridad.
Este lunes a media mañana, cientos de personas que se resisten a montarse en los camiones, se observaron caminando largos trechos por distintas avenidas de la ciudad. La misma situación se apreció al mediodía, con el agravante de que el sol estaba más fuerte.
Claudia Iriarte, de 68 años, iba a visitar a su hijo en el hospital Carabobo. Tuvo suerte y llegó en camionetica a la avenida Bolívar desde el barrio El Pajal. Comenzó a caminar en la redoma de Guaparo, con la esperanza de que alguien le diera la cola, porque no puede subirse a un camión. “Algún día llegaré”, comentó sonriente junto a una vecina.
Rubén Arana también caminaba porque no tenía dinero para pagar los dos mil bolívares que cobran los camiones. Iba para Tarapío. Mientras que Raquel de Manzano comenzó a caminar desde la entrada de la Universidad de Carabobo, para llegar hasta el hospital González Plaza donde tiene una hermana recluida.
Queda demostrado que el servicio de transporte en la ciudad, cada día es más caótico.
