Lesbia Guerrero, madre de Rommal Jesús

Rommal Jesús Liendo Guerrero (20) era discapacitado con limitaciones psicomotoras y murió irremediablemente después de permanecer 56 días en el hospital Domingo Luciani, de El Llanito. Su madre Lesbia Guerrero denunció negligencia médica y maltratos por parte de una enfermera que según ella lo pellizacaba. “No me lo atendieron desde un principio, por negligencia médica y me lo dejaron morir”.

Lesbia es comerciante informal frente al Metro de Petare y su hijo la acompañaba en su trabajo. El 3 de agosto a las 3:00 de la tarde salió de su casa, en el callejón San Guillermo, barrio La Alcabala, de Petare, a hacerle un mandado a su abuela. Desde un carro le dispararon y le dieron en el pecho.

Su hermano menor buscó a un motorizado para que lo auxiliara y lo llevaron al hospital Pérez de León, pero no lo atendieron por falta de insumos. En el CDI del barrio San Miguel tampoco lo recibieron y aproximadamente a las 5 de la tarde lo ingresaron  al Luciani. “Mi hijo entró caminando, hablaba con dificultad pero yo lo entendía”.

Lesbia abandonó su trabajo durante esos días y se dedicó a buscar todo lo necesario para que le salvaran la vida al tercero de sus cinco hijos. Como no había sangre en el hospital, una empleada le dijo, de manera muy reservada, que llevara  dos kilos de detergente Ariel y un kilo de café, para conseguirle tres bolsas de sangre.  Cada producto le costó 2 millones 200 mil bolívares de los viejos, “bachaqueados”.

Los familiares también donaron sangre, la misma Lesbia lo hizo y mostró el pequeño orificio en su brazo, pero en el hospital les decían que no había del tipo O positivo, que era el de Rommal. Constantemente recorrían clínicas privadas y hospitales buscando sangre.

La mujer denuncia que a Rommal lo llevaron al cuarto piso del hospital para drenarlo, y fue a los seis días del ingreso que decidieron meterlo a quirófano para operarlo, porque el proyectil le había perforado la tráquea.

Les pidieron una prótesis y Lesbia dijo que la conseguiría, pero luego le manifestaron que el daño era muy grande y no había solución.

Después de permanecer 15 días en terapia, el muchacho se complicó con una infección que no pudo superar, según revela la madre. “Le ponían antibióticos vencidos”.  Ella dice tener guardados los frascos vacíos, como prueba de que esos medicamentos se vencieron en agosto de 2017. “¿Dónde están los insumos que el presidente entrega en los hospitales?”.

Rommal perdió peso, se puso peor y le decía a su madre que no aguantaba más, porque unos animalitos lo estaban picando. Eran los gusanos que invadieron su garganta. Estaba contaminado, tenía pus en los pulmones.

La madre confiesa que tomaba los sueros que encontraba por el hospital y ella misma se los ponía a su hijo, para hidratarlo.

A las 5 de la madrugada del viernes 28 Rommal dejó de existir. En el hospital no le mostraron a la madre una historia médica ni le entregaron el informe sobre la causa de muerte. Este domingo en la morgue, al recibir el protocolo de autopsia, se enteró que Rommal murió de “sepsis de punto de partida respiratorio como complicación de herida por arma de fuego”.

Ella no sabe quién le disparó a su hijo, tampoco ha tenido tiempo para averiguarlo, pero pide justicia. Dice que en el hospital hay muchas irregularidades.

A Rommal lo tuvieron sentado en una silla de ruedas y su abuela lo cuidaba. Una enfermera le pidió a la señora que saliera de la sala, que ellos se encargarían del paciente, y cuando el médico llegó lo encontró tirado en el piso porque se había caído de la silla.

La Alcabala es un barrio muy peligroso. “Estábamos rezando un rosario en la casa y tuvimos que tirarnos al piso porque había una balacera”.




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