Nicolás Maduro.

Carlos Viloria volvió a Venezuela el mes pasado. El abogado de 35 años había tenido suficientes jornadas de 15 horas y jefes abusivos como trabajador de un restaurante en Argentina durante un año y medio: es uno de los más de 5 millones de venezolanos que se han ido en los últimos cinco años, con la esperanza de escapar de una de las peores catástrofes humanitarias del mundo. Su regreso también es emblemático. “Voy a encontrar un trabajo que pague en dólares”, dice, según publica el portal web de El Espectador.

Después de arrojar la economía de su país por un precipicio, el presidente Nicolás Maduro permite  que los dólares fluyan libremente. Sigue siendo ampliamente despreciado, pero el gobierno está promulgando leyes para gravar las transacciones en dólares y permitir a las compañías emitir deuda en moneda extranjera.

Ayuda de aliados

Muchos han dado a Maduro por derrocado. Después de todo, había tomado uno de los países más ricos de la región y lo había derribado a través de la corrupción y una terrible gestión. Luego, hace un año, Estados Unidos también atacó a Maduro con sanciones sobre el petróleo. Pero no se daban cuenta de cuánta ayuda obtendría de aliados clave para evadir sanciones, o cómo adoptaría una versión del capitalismo de estado al estilo chino.

“Las economías que nos han ofrecido ayuda son capitalistas: China, Turquía e India”, asegura David Paravisini, legislador de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela asociado con Maduro. “Recibir esa ayuda exige condiciones de liberalismo económico. Eso fue lo que hizo China para sacar adelante a su país. Es lo que se debe hacer”.

El nuevo enfoque incluye conversaciones secretas entre Maduro y los tenedores de unos US$60.000 millones en bonos, algunos de ellos estadounidenses, en las que les ofrece asociarlos con una compañía de perforación en el extranjero a la que se le otorgaría los derechos de los campos petroleros como un medio para recuperar su deuda. Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo conocidas del mundo.
Varios de los que se han reunido con Maduro recientemente hablaron bajo condición de anonimato.

Bolívar desvalorizado

Desde el año pasado, el dólar estadounidense se ha convertido en la moneda no oficial de Venezuela que aparece en menús de cafeterías y tiendas cercanas al palacio presidencial. El bolívar, la moneda oficial, se ha vuelto inútil a lo largo de años de hiperinflación.

“Lo que hemos visto es una permisividad, no una liberación. Existe un marco legal de controles, pero no está activo”, asegura Tamara Herrera, economista jefe de la consultora Síntesis Financiera, con sede en Caracas. “La necesidad llegó por coerción debido a las sanciones. Es preocupante que la Asamblea Nacional Constituyente haya circulado esa gaceta con un contenido punitivo. Muestra voracidad fiscal y esa vocación punitiva que tiene el gobierno”.

La producción de petróleo, después de hundirse durante casi una década, finalmente se está estabilizando en 800.000 barriles por día, lo que contiene parte de la hemorragia económica. La contracción proyectada para este año, aunque sigue siendo impresionante en 10%.

La Asamblea Constituyente del país aprobó un impuesto al valor agregado el mes pasado para obtener beneficios de las transacciones que se realizarán este año en dólares, que se estima son 70 % del total. Hasta ahora, el gobierno no había recolectado IVA por las ventas en dólares.

“Estamos tomando estas medidas ahora y no antes porque hay una leve recuperación de la economía”, asegura Jesús Faria, legislador del partido socialista en la Asamblea Nacional Constituyente. “Pero tenemos una economía altísimamente especulativa en la cual los fijadores de precios, especialmente los comerciantes, aprovechan cualquier oportunidad para fijar y obtener las tasas de ganancias más insólitas.”.

Policía de precios

Esto ha significado un regreso abrupto a una especie de socialismo estatista. La agencia de control de precios de Venezuela dice haber inspeccionado más de 1.900 tiendas en enero.

“Vinieron la semana pasada a pedirnos que ajustemos nuestras ganancias a 30%. Tuvimos que hacerlo, pero eso nos perjudica”, dice María Luisa Pereira, quien vende harina, arroz y condimentos en el mercado de Quinta Crespo en el oeste de Caracas. “¿Cómo vamos a ganar 30% en un país con hiperinflación? No venían desde hace meses y nos amenazaron con que van a hacer dos visitas más en febrero, no dijeron cuándo, y ahora uno anda con miedo”.

Naciones Unidas aún proyecta que este año el número de venezolanos emigrantes superará a los 6 millones de sirios que han sido expulsados de su tierra natal. Ha habido una ironía sobre la emigración venezolana que el gobierno conoce pero que no menciona: los que se van envían remesas en dólares y también reducen las cifras de quienes deben ser alimentados y alojados.
La consultora de Caracas Ecoanalítica dice que las remesas han aumentado de US$2.700 millones en 2018 a lo que estima serán US$4.000 millones este año.

 

Con Información de El Espectador




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