(Foto EFE)

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, rompió el silencio sobre el caso de dos sobrinos de su esposa condenados en Estados Unidos por narcotráfico, y aseguró que son «ataques del imperialismo» para minar la «revolución bolivariana».

Una semana después de que los dos hombres fueran declarados culpables por una corte federal de Nueva York, Maduro consideró el proceso judicial como un complot contra la primera dama, Cilia Flores, a quien definió como una «lideresa revolucionaria».

«¿Ustedes creen que son casualidad (los ataques)? ¿Que el imperialismo haya creado una causa que tiene como único objetivo atacar a la primera dama, a la primera combatiente, a la esposa del presidente, ustedes creen que es casualidad?», se preguntó el mandatario socialista durante un mitin.

Al acto en el centro de Caracas asistió Flores, expresidenta del Parlamento y exprocuradora general de la República, quien, sentada en la tribuna, lucía tranquila al lado de otras dirigentes del chavismo.

Ante cientos de partidarias que se congregaron por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Maduro aseveró que los «ataques» contra su esposa forman parte de una «política dirigida a acabar con una de las grandes fuerzas espirituales de la revolución, que es el despertar de la conciencia y de los derechos históricos de la mujer».

«Secuestro y venganza»

El 18 de noviembre un jurado estadounidense declaró a Efraín Campos Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas culpables de conspiración para llevar 800 kilos de cocaína a Estados Unidos, y de conspiración para manufacturar y distribuir droga en ese país.

La corte fijó como fecha tentativa de la sentencia el 7 de marzo. La pena mínima son 10 años y la máxima cadena perpetua, pero el fallo puede ser apelado.

Los abogados de los acusados -detenidos hace un año en una operación encubierta en Haití- aseguraron durante el juicio que sus clientes fueron víctimas de una trampa tendida por informantes inescrupulosos y mentirosos de la agencia antidrogas estadounidense (DEA) y que cayeron en ella por «estúpidos» y «novatos».

El oficialismo venezolano consideró ese operativo como un secuestro. «Tenemos elementos, tenemos las fotos de quiénes fueron los funcionarios de la DEA que incurrieron en delito aquí en Venezuela en este caso que es de secuestro y de venganza», afirmó la propia Cilia Flores a comienzos de este año a un medio local.

La condena contra los sobrinos de la pareja presidencial avivó las tensiones políticas, luego de que el Parlamento de mayoría opositora debatiera el caso y solicitara a la Fiscalía y a la Contraloría investigar si altos funcionarios del Estado están implicados.

Dirigentes de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) aseguraron que esa discusión llevó al gobierno a marginarse de unas mesas de trabajo, en el marco del diálogo iniciado el 30 de octubre para resolver la grave crisis política económica.

Pero el miércoles Maduro salió al paso de dichas versiones y reafirmó su compromiso con la negociación que impulsa el Vaticano y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Las partes volverán a reunirse el 6 de diciembre.

Sin embargo, tras esa declaración un partido opositor que no se sumó a las conversaciones, solicitó a la Fiscalía indagar si hay méritos para enjuiciar al presidente por supuesta complicidad en el caso.




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